Es probable que las vacunas contra el coronavirus para niños de entre 5 y 11 años estén disponibles en la primera quincena de noviembre en Estados Unidos, adelantó este domingo el principal experto en enfermedades infecciosas del país, Anthony Fauci.
Por Infobae
“Si todo va bien, y si obtenemos la aprobación regulatoria y la recomendación de los CDC, es completamente posible, si no muy probable, que las vacunas estén disponibles para niños de 5 a 11 años dentro de la primera o segunda semana de noviembre”, dijo el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EEUU en una entrevista con el programa “This Week”, de la cadena ABC.
Funcionarios de la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) están revisando la solicitud de las farmacéuticas Pfizer y BioNTech para obtener la autorización de su vacuna de dos dosis para niños más pequeños, y su panel de asesores externos entregará su recomendación el 26 de octubre.
Por lo general, la FDA sigue los consejos de su panel, pero no está obligada a hacerlo.
Los asesores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) comentarán las recomendaciones para la vacuna en una reunión el 2 y 3 de noviembre, lo que ayudará a tomar la decisión final sobre el proceso regulatorio.
La directora de los CDC, Rochelle Walensky, en declaraciones a Fox News Sunday, también dijo que la agencia quería actuar con rapidez: “Después de que ellos (la FDA) revisen todos datos científicos y tomen una decisión de regulación, tocará el turno a los CDC de reunirse (…) y si todo sale bien (…) actuaremos rápidamente”.
“Sabemos cuántos padres están interesados en vacunar a sus hijos de entre 5 y 11 años y tenemos la intención de actuar lo más rápido posible”, agregó.
Una vez autorizada, aproximadamente 28 millones de niños más en Estados Unidos serían elegibles para recibir la que sería la primera vacuna contra el COVID-19 para menores pequeños en Estados Unidos.
La fórmula desarrollada por Pfizer y BioNTech ya está disponible para adolescentes de 12 a 17 años y las compañías todavía están estudiando sus funciones en niños menores de 5 años.
Si bien los niños tienen una tasa más baja de muerte por COVID-19, muchos enfrentan enfermedades y síntomas a largo plazo que aún se están estudiando. Se espera que muchos adultos que han dudado o se han opuesto a la vacuna contra el coronavirus, e incluso algunos que no la han rechazado, se resistan a aplicar la inyección a sus hijos.
Cuando se le preguntó si las escuelas deberían exigir una vacuna para los niños, Walensky respondió: “En este momento estamos en la autorización. Creo que debemos vacunar a los niños y obtener la aprobación antes de poder emitir un juicio sobre este tema”.
Las personas en Estados Unidos elegibles para una dosis de refuerzo de la vacuna contra la covid-19 tendrán la flexibilidad de escoger entre cualquiera de las aprobadas por las autoridades sanitarias del país, aunque una experta de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomienda aplicarse la misma que inicialmente se les administró.
”Está permitido elegir la vacuna que se desee, pero se recomienda mantener el mismo esquema de vacunación”, dijo a la agencia EFE Carmen Sofía Arriola, epidemióloga de los CDC, con sede en Atlanta.
Arriola señaló que las tres vacunas que están disponibles en Estados Unidos -de Moderna, Pfizer y Johnson & Johnson (Janssen)- “son seguras y efectivas y por eso no hay ningún problema en escoger cualquiera de ellas”.
”Es importante consultar con su médico antes de tomar una decisión si existe alguna duda de cuál es la mejor para cada quien”, sostuvo la especialista, y explicó que el cambio de directriz se dio luego de analizar los datos existentes y tras una votación unánime de un panel de expertos de los CDC.
Para quienes han recibido la de Moderna o Pfizer, los CDC recomiendan el “booster” o refuerzo seis meses después de la segunda dosis, para los mayores de 65 años, adultos mayores de 18 que viven o trabajan en lugares de “riesgo”, y para quienes padecen de enfermedades crónicas o inmunodepresoras, dijo Arriola.
Además se ha incluido a los trabajadores esenciales, como los empleados de la salud y los maestros, así como también a los indigentes y a las personas que se encuentren en albergues y cárceles.