El regreso a casa de Eric M. Smith parecía ser lo más rutinario en aquella tarde del 3 de agosto de 1993.
Por El Tiempo
Solo, y en su bicicleta, el adolescente de 13 años volvía con cierto desgano a su hogar tras horas de intenso matoneo de parte de algunos de sus compañeros, y llegar al lugar donde su padre lo golpeó tampoco lo animaba mucho.
En medio de ese cúmulo de sensaciones, un afable pequeño, de 4 años, se apareció en su camino. A partir de ahí su vida cambió.
Por razones todavía inexplicables, Eric optó por dejar salir toda su “dolorosa rabia” y, en palabras suyas, decidió “desquitarse con él”. El informe oficial constató que lo estranguló y golpeó contra las rocas hasta dejarlo sin vida.
Castigado por ese delito, se hizo adulto en prisión y permaneció más de dos décadas tras las rejas. Ahora, a sus 41 años, luego de una decena de audiencias, se le concedió la libertad condicional.
Una infancia atípica
Por lo que han revelado los documentales que han hecho sobre su vida, la niñez de Eric M. Smith no fue para nada tradicional.
Oriundo de Savona, una pequeña municipalidad en el estado de Nueva York, Smith nació en medio de un misterio médico.
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