Biden afronta un referéndum en las elecciones estatales de Virginia

Biden afronta un referéndum en las elecciones estatales de Virginia

Biden acudió a Virginia el 26 de octubre para apoyar al candidato demócrata a gobernador, McAuliffe JONATHAN ERNST / Reuters

 

De pronto, hace cosa de un mes, de los céspedes en los suburbios de Virginia empezaron a surgir carteles con el rótulo “Padres por Youngkin”. Al verlos, el candidato republicano a gobernador en las elecciones de este martes empezó a confiar seriamente en imponerse a Terry McAuliffe, quien ya gobernó entre el 2014 y el 2018, y dar así un vuelco a un estado de 8,5 millones de habitantes dominado por los demócratas desde hace un decenio; un estado que fue fundamental para la victoria de Joe Biden. Pero ¿quién había sembrado los carteles a favor del conservador republicano de talante afable que es Glenn Youngkin? ¿Él mismo con su campaña? Solo en parte.

Por Fernando García/ La Vanguardia





Fue McAuliffe quien, en un cara a cara con su oponente, provocó una oleada adversa entre los padres de familia del territorio. Fue cuando, en respuesta a las quejas de Youngkin porque no se permita a los progenitores evitar que su hijos lean libros “sexualmente explícitos” en el cole, McAuliffe replicó: “No creo que los padres deban decirle a las escuelas lo que deben enseñar”. Se coronó.

La introducción en las aulas de la novela Beloved , de la Nobel afroamericana Toni Morrison, libro intenso en lo racial y lo sexual, era ya casus belli para los republicanos. Y Youngkin aprovechó el tirón del patinazo de su adversario para reforzar su campaña con un anuncio en el que una mamá clamaba contra la exposición de sus pequeños a lecturas tan “sonrojantes” como la de Beloved .

La educación es clave en estas elecciones. El debate en las escuelas, muy focalizado en los suburbios, incluye polarizadas discusiones sobre si se debe incidir en el racismo como fenómeno “sistémico”, si hay que llevar mascarilla siempre o si la vacuna ha de ser obligatoria para los maestros…

Youngkin agitó el asunto del aborto al iniciar la campaña. Pero cuando Texas aprobó su radical prohibición de la práctica, él empezó a rehuir el tema para no ahuyentar a las votantes moderadas.

Pero no fue ninguno de estos puntos en particular lo que atrajo a la campaña a Joe Biden, Donald Trump y Barack Obama. El presidente tiene en estos comicios su primera prueba de fuego de cara a las elecciones de renovación de las cámaras a medio mandato, dentro de un año. Se trata de un referéndum sobre la gestión del mandatario en este primer año suyo en la Casa Blanca, coinciden no pocos observadores en Washington. Y para los republicanos es la mayor oportunidad de cambio de ciclo político desde las presidenciales.

La paradoja es que tanto McAuliffe como Youngkin marcaran cierta distancia respeto a sus jefes de filas, a quienes apenas citaron en sus mítines. El candidato demócrata lo explicó en una videoconferencia con militantes y dirigente demócratas que él creía que no iba a trascender. “Desafortunadamente, el presidente es hoy impopular aquí”, dijo en alusión a los malos datos de Biden en los sondeos.

Igual de negativos fueron los resultados reales de Trump en las elecciones presidenciales dentro de Virginia. De ahí que Youngkin no asistiera a un mitin de campaña que el expresidente organizó para él. Trump participó por teléfono. Pero los presentes, incluido su estratega Steve Bannon, escenificaron una jura de bandera ante una enseña que había sido izada en el asalto al Capitolio, el 6 de enero. El candidato admitió que aquello fue “incorrecto y extraño”.

Si Youngkin ganara, los republicanos podrían concluir –creen los expertos– que Trump no es la única opción; que se puede conquistar un gobierno sin ser unas broncas. Sería un gran avance.