Editorial El Nacional: Gritos de auxilio

Editorial El Nacional: Gritos de auxilio

Además de la foto al pie de las banderas y de la que le tomaron saludando a Nicolás Maduro, ojalá que el fiscal de la Corte Penal Internacional haya tenido tiempo por lo menos de leer los diferentes portales de noticias que aún quedan vivos en Venezuela para enterarse de la desesperación que el país entero tiene por contarle al mundo de las violaciones de derechos humanos que viven diariamente.

Justo el día que llegó, algunos familiares de víctimas se reunieron en frente a las oficinas del PNUD para pedirle encarecidamente que se reuniera con ellos, aunque no era el objetivo de su visita, que era de carácter diplomático. El Nacional publicó hasta las fotos de los manifestantes y las pancartas que llevaron: “Karim, no olvide a las víctimas”. Se sabe que no puede ni siquiera declarar sobre el asunto para no comprometer el proceso, pero ser testigo de esa llamada de auxilio es más que elocuente. No tuvieron que contárselo terceros.

También le pidieron audiencia los familiares del fallecido general Raúl Isaías Baduel, el caso más reciente de muerte de un ciudadano bajo custodia del gobierno chavista. Su hija quería contarle personalmente el caso, pues las circunstancias de su deceso no están claras y es un ejemplo de lo que les puede suceder a los más de 200 presos políticos que mantiene Nicolás Maduro, el mismo que le dio la mano en Miraflores.

Ojalá haya podido leer lo que le pedía la Federación Médica Venezolana, para que tenga en cuenta que la violación de los derechos humanos en Venezuela no es una situación puntual, cosas que le ocurren a determinadas personas que le llevan la contraria al oficialismo. Ocurren cotidianamente y en todos los ámbitos de la vida del ciudadano. Por eso, y aunque tampoco podía hacerlo, los médicos venezolanos querían que visitara cualquier hospital para que constatara personalmente cómo son vulnerados los derechos a la vida y a la salud. Es lo que se sufre todos los días en cada rincón del país.

También esperemos que se haya enterado del caso del director de Fundaredes, Javier Tarazona, un luchador por los derechos humanos que tiene cuatro meses tras las rejas solo porque se atrevió a denunciar el enfrentamiento que los guerrilleros colombianos mantenían en Apure y por el que fueron desplazados decenas de venezolanos.

Es verdad que la falta de medios de comunicación ha sido una de las armas más certeras que ha usado el gobierno chavista para que la verdad no sea revelada, pero con apenas estos casos el fiscal Khan pudo haberse llevado una idea del sufrimiento que los venezolanos enfrentan todos los días sin tener que faltar a los protocolos diplomáticos. Venezuela está sobrepasada con casos de violaciones constantes de los derechos humanos y la Corte Penal Internacional tiene mucho que decir al respecto, pero sobre todo, darle un poco de justicia a un pueblo que lleva 20 años aguantando.


Este artículo fue publicado originalmente en El Nacional el 3 de noviembre de 2021

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