Ubicado en el estado Aragua, el Parque Nacional Henri Pittier es el más antiguo de Venezuela, con 84 años de existencia, y uno de los que ha sufrido severos daños por las invasiones. La Vaquera es una ocupación que ilegalmente está dentro del parque y que limita con la urbanización El Castaño y Ojo de Agua.
Carmen Elisa Pecorelli // Corresponsalía La Patilla
Los vecinos de zonas aledañas a La Vaquera han solicitado que se respete ese pulmón natural y también a ellos mismos como habitantes del urbanismo. Sin embargo, han recibido solo amenazas de quienes habitan ese sector y que no acatan ninguna norma. Algunos comentan que los ocupantes ilegales son desadaptados sociales, muchos dedicados a cometer delitos como robos, afectando a los urbanismos establecidos legalmente.
La Vaquera se ha convertido en un pueblo paralelo a los urbanismos ya existentes. Este sector invadido ocupa una superficie aproximada de 5 hectáreas, donde los ocupantes ilegales desde hace varios años han empleado varios mecanismos para justificar sus acciones: utilizaron planos elaborados antes del decreto de 1974 (que anexó 17.800 hectáreas al parque).
En estos planos hay alteraciones en la denominación de las quebradas La Mona y La Concepción, y utilizaron puntos topográficos diferentes a los autorizados por el decreto, con la finalidad de establecer linderos distintos a los verdaderos. Los invasores han tratado de confundir y buscan establecer una presunta “legalidad” en la ocupación de esa zona del parque.
Toda esta intervención ha ocasionado daños al medio ambiente, a las comunidades cercanas y a la nación. La Vaquera se encuentra en la cuenca de la quebrada La Concepción, donde existe una selva de galería, actualmente en riesgo de desaparecer como consecuencia de la tala y la quema para las construcciones, el parcelamiento y otras actividades depredadoras del medio ambiente que los ocupantes ilegales han venido desarrollando allí.
Todos estos factores han ocasionado que la quebrada La Concepción haya pasado de ser un canal de agua permanente a convertirse en uno intermitente, afectando el volumen de agua que llega a la comunidad de Ojo de Agua. También es importante señalar que las construcciones se encuentran a tan solo siete metros de distancia de la quebrada y descargan aguas servidas en la quebrada, contaminándola y violando de esta manera la Ley de Suelos y Aguas.
Voraces incendios
El Parque Nacional Henri Pittier es un sistema geográfico montañoso donde habitan más de 500 especies de aves, 22 especies endémicas, 9 ríos principales y una gran diversidad de flora y vegetación. Lamentablemente con el tiempo, y muy especialmente en estas dos décadas de revolución chavista, ha sido golpeado por el hombre, aunque también ha sido afectado por algunos fenómenos naturales.
Enrique García, presidente de la fundación protectora del parque “Sembramos Todos”, explicó que uno de los principales problemas de esta reserva natural son los incendios forestales provocados, y también aquellos que surgen espontáneamente en la naturaleza. “La sabanización de las montañas producto de los incendios forestales año tras año de manera repetitiva, no le da tiempo de recuperarse a los ecosistemas. Por esa razón los arboles no crecen”.
Esta sabanización de la montaña también genera pérdidas de los afluentes y se rompe el equilibrio ecológico al no permitir que se mantenga la humedad en los lugares adecuados de la montaña. En el bosque virgen del parque, dependiendo de la zona y la altura, existen entre 700 y 1.000 árboles por hectárea aproximadamente.
Cuando ocurren los incendios forestales, desaparece la capa vegetal. Entonces, en época de lluvia el suelo queda vulnerable y el agua barre esa capa del suelo. El suelo ya arrastrado tarda 5 años en recuperar un centímetro de espesor. Asimismo, el presidente de la fundación advirtió que unos 120 años tarda el bosque en recuperarse luego de los incendios forestales.
García también mencionó que las invasiones le han quitado espacio al parque. “Por ejemplo, La Vaquera y Canta Gallo en Maracay, pero también por el lado de Choroní y Ocumare, las invasiones van en aumento”. Dijo que la extracción de fauna exótica de manera ilegal está acabando con la biodiversidad del Henri Pittier.
Guardaparques abandonados
Lamentablemente, un alto porcentaje de los incendios forestales en este parque son provocados. Los expertos recomiendan que se debe empezar con la educación de la gente, creando consciencia de no pueden quemar desperdicios en las cercanías del parque, lo cual puede desencadenar un incendio forestal. También castigar a quienes incurran en estas acciones sería otra medida para aminorar estos eventos.
Otra situación que se presenta son las deficientes condiciones laborales de los funcionarios de Inparques, quienes velan por el resguardo del parque. Carecen de los más básicos implementos de trabajo y eso dificulta sus labores. Por ejemplo, en caso de un incendio forestal, no cuentan con el apoyo de un helicóptero para sofocarlo de manera rápida.
Las leyes relacionadas con el ambiente tienen un atraso de unos veinte años y no están adaptadas a las condiciones reales de Venezuela. La diputada de la Asamblea Nacional, Karin Salanova, manifestó que impulsará a través del parlamento una propuesta para crear una ley que realmente proteja a los funcionarios y voluntarios cuidadores del parque, así como también permita la protección del Henri Pittier.
Rancho Grande en ruinas
A duras penas sobrevive la Estación Biológica Rancho Grande, creada dentro del parque en los años 50 con el fin de estudiar y preservar las especies animales y vegetales. Todos los años allí recibían al equipo que participaba en el “Programa de monitoreo de aves migratorias y residentes en el Paso Portachuelo”, como una estrategia de apoyo a la conservación de la biodiversidad del parque.
En la estación reposaban animales embalsamados que fueron procesados por varios estudios. Algunos de los especímenes ya no existen, y otros están totalmente deteriorados. Anteriormente este espacio estaba abierto al público, que solía pasar un día distinto disfrutando del rico clima y el silencio de la naturaleza. Con los años, la infraestructura de Rancho Grande se fue deteriorando, y los permisos para entrar cada vez son más limitados.