En una carrera por el Oscar a mejor actor que se prevé, como cada año, muy dura, Will Smith está poniendo toda la carne en el asador. Cada confesión que hace sobre su vida privada y que le lleva a aparecer en los medios (y mayor visibilidad entre los académicos) da la sensación de que es un ‘más todavía’ continuo. Así, tras confesar de quién se enamoró durante su primer matrimonio, que se llegó a plantear el suicidio o que tuvo pensamientos homicidas contra su padre por los abusos que cometía, llega ahora la parte erótica: el sexo tántrico. Así lo reseñó 20Minutos.
En su nuevo libro de memorias, Will, que salió a la venta este martes 9 de noviembre, el actor de Independence Day o Yo, Robot ha contado algo que le ocurrió en septiembre de 2011. En aquel mes su esposa, Jada Pinkett Smith, cumplía 40 años, y él le preparó una increíble fiesta de cumpleaños. Como la mayoría de los hombres, esperaba que todo ese esfuerzo se viese recompensado en una noche salvaje de gozo de la vida, pero cuál fue su sorpresa cuando su mujer le rechazó de la forma más dolorosa posible.
Tres días de celebración en un retiro, que incluyó jugar al golf, largos paseos, una cena carísima rodeados de amistades y un arco formado por fotografías de los grandes momentos de la actriz de la saga Matrix que le hicieron creer a Will que era “el marido perfecto”. Sin embargo, para Jada aquello no fue más que “la demostración de ego más asquerosa que he visto en mi vida”. Y eso lo dijo la primera noche.
Confiesa el actor que tras esas palabras, Jada no volvió a abrir la boca en todo el viaje, vuelo de vuelta incluido, e incluso los días siguientes, algo que le dolió tanto a Will, que había puesto todo su esfuerzo, que le espetó a su pareja: “Lo dejo. Dejo de intentar de hacerte feliz… Es que renuncio. Tú vas y haces tu vida, y yo por mi lado y hago la mía”. Y así lo hicieron.
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