Después de 10 meses de rumores acerca de su salud y del verdadero estado de su relación con su marido, Alberto de Mónaco, la Princesa Charlène habría regresado a Mónaco sin calmar en absoluto el mar de rumores que sacude al principado. Aunque la cuenta de los Grimaldi ha inmortalizado el encuentro familiar con una foto en la que sólo la princesa luce mascarilla, distintos medios cuestionan que se trate de una reconciliación si no, más bien, de una operación cosmética para salvar la imagen de Alberto, de nuevo sacudida tras el descubrimiento de un posible tercer hijo fruto de una infidelidad.
Por abc.es
Chantell Wittstock, cuñada de Charlène, ha abierto la caja de Pandora al insinuar que « no está claro que vaya a vivir en Palacio, como tampoco que se reincorpore a sus actividades de representación». La agenda de la princesa es, por ahora, una incógnita. Por si fuera poco, el ‘Daily Mail’ asegura que antes incluso de su viaje en enero, Charlène se habría interesado en un apartamento de dos habitaciones a 300 metros de la residencia oficial, una modesta vivienda situada sobre una coqueta chocolatería.
Según Chantell, casada con Sean, hermano de la Princesa, ésta «irá de una residencia a otra, según su propia comodidad. No está claro aún dónde se va a instalar porque acaba de llegar. Lo único que quiere es ver a sus hijos y ellos tienen muchas ganas de verla». Mientras se aclara la duda, Mónaco aguanta la respiración.