La situación de la violencia de género en el país es alarmante. Es posible que no se haya difundido lo suficiente porque ya no quedan medios para hacer grandes campañas, pero organizaciones no gubernamentales como el Centro de Justicia y Paz llevan la terrorífica cuenta, por supuesto con números que no son oficiales, pues no hay oficinas públicas o gubernamentales que hagan un verdadero trabajo para proteger a la mujer venezolana.
Y entonces viene un alcalde a insultar públicamente a las mujeres, a decir que su trabajo se centrará en buscarles “hombres a su gusto”. Y para rematar su esposa le pone la guinda a la torta llamándolas “cuaimas” y ofreciendo defenderlos, como si fueran ellos la parte débil. Estas declaraciones lo que dan es asco.
Quizás crean que, como son autoridad y buscan reelegirse en una de las zonas populares más grandes del país, este es el lenguaje que mueve a los cientos de mujeres y hombres que viven en las barriadas. Y con esto lo que están es insultando de frente a todos y cada uno de los votantes del municipio Sucre.
Este tipo de lenguaje, este tipo de comportamiento que causaba risa en tiempos de Hugo Chávez vivo lo que se traduce es en un mensaje sumamente peligroso para la población y una confesión horrenda por parte de estos gobernantes que lo que están admitiendo es que no les importa para nada el bienestar de la mujer venezolana. Solo con trampas ganaría este alcalde la reelección que está buscando.
¿Cuándo aprenderán los poderosos que una de sus obligaciones más importantes es educar? ¿Cuándo entenderán que lo que dicen como figuras públicas tiene eco en la población para bien o para mal?
Qué suerte tiene este señor de que este gobierno chavista no lleve la cuenta de nada, porque cualquier cifra de feminicidios en su municipio podría ser su responsabilidad. Para él el problema de las mujeres es falta de hombre y el de los hombres que las mujeres son unas “cuaimas”. Para ellos está justificada entonces la violencia de género. Ni siquiera es decepcionante, es asqueroso.
Este artículo se publicó originalmente en El Nacional el 19 de noviembre de 2021