Venezuela, una tierra de gracia y riqueza. Una nación con tantas formas de desarrollarse, con el potencial de posicionarse entre los mejores países del mundo, pero que ha mantenido a lo largo de su historia una estructura gubernamental estatista, un sistema donde no existe la posibilidad de lograr un desarrollo pleno, sino que busca coartar y destruir la propiedad privada y mantener cautiva a la población, a través de la dependencia clientelar impuesta a los ciudadanos por el Estado.
El título de este artículo hace clara alusión al “Síndrome de Estocolmo”, término utilizado por NilsBejerot en 1973 para definir el vínculo afectuoso desarrollado por los rehenes hacia sus secuestradores durante un asalto a un Banco de la capital sueca.
Se parte del supuesto de que, durante décadas, la sociedad venezolana ha desarrollado una atracción por las ideas que la han mantenido “secuestrada” en el subdesarrollo, que han coartado la libertad individual, y que degeneraron en la situación nacional actual. Me refiero a las ideas del socialismo, del populismo y del estatismo. Esto se evidencia con la preocupante exculpación que muchas personas hacen al modelo socialista como responsable de la crisis económica en Venezuela. Frases como “esto no es verdadero socialismo”, “los comerciantes que especulan son los responsables de la inflación”, “hay que controlar los precios”, entre otras, todavía son frecuentes entre los venezolanos. Es imprescindible explicar a fondo las consecuencias empíricas de los modelos socialistas a lo largo de la historia.
El mejor ejemplo de esto es que algunos ciudadanos siguen creyendo en las mismas personas que en varias ocasiones defraudaron a toda la nación, ¿Por qué? ¿Acaso se ha desarrollado dicho síndrome a lo largo y ancho de Venezuela? Los secuestradores hicieron su trabajo, esclavizar a cada individuo que se oponga, infiltrar secuestradores entre los rehenes para hacer que fracase cualquier intento de acabar con el secuestro, El síndrome fue desarrollado y es ahora misión de cada persona lograr el escape; escape que comienza con darse cuenta de los ideales que realmente nos llevarán a una verdadera LIBERTAD.
Por mi país, por tu país, por nuestro país. Rescatemos la libertad y seamos realmente libres.
Daniel Contreras
Coordinador de Vente Joven
Libertador – Mérida