En un negocio se ha convertido el retiro de cadáveres de personas fallecidas con síntomas asociados al Covid-19 en el hospital Luis Razetti de Barcelona, estado Anzoátegui.
Javier A. Guaipo // Corresponsalía La Patilla
A juicio de José Magallanes, la llegada de la pandemia trajo desgracia para muchos, mientras que para otros abrió una oportunidad de generar ingresos.
El presidente de la Fundación de Contraloría Social de los Servicios Funerarios de la entidad oriental aseguró que desde mediados de 2020 surgieron un par de empresas clandestinas que ofrecen el tratamiento y movilización de los cuerpos, sin ni siquiera estar debidamente registradas.
“En el Razetti hay una componenda entre los llamados ‘zamuros’ y las compañías que manejan todo lo referente a los difuntos. Ofrecen precios más bajos que las organizaciones formales, aprovechándose de que a buena parte de la población se les hace difícil costearlos“.
Cabe destacar que los servicios fúnebres tienen un precio que ronda los 600 dólares en las empresas de prestigio, mientras que en las “más chimbas” salen entre 200 y 250 dólares, según Magallanes.
El vocero señaló que lo más preocupante de todo es que los “buhoneros funerarios” no cumplen con los protocolos sanitarios adecuados cuando se trata de un fallecimiento asociado al coronavirus.
“No utilizan los trajes de bioseguridad necesarios, tampoco proveen constantemente de tapabocas a sus trabajadores porque son gastos en los que se iría su ganancia. Pasan por alto que están corriendo el riesgo de enfermarse ellos y sus familias“.
Indicó además que en diferentes oportunidades ha notificado a la contraloría sanitaria del estado sobre estos procedimientos ilegales. Sin embargo, “se hacen los ciegos, sordos y mudos”.
De igual forma hizo un llamado a la dirección del centro asistencial barcelonés y a las autoridades de salud de la región, a que verifiquen cuáles empresas operan de manera legal y se les dé un “parao” a las que trabajan en forma irregular.