Hay algo que me llama la atención en las hasta ahora tres gobernaciones asignadas por el CNE de Maduro a las oposiciones, los triunfadores son personajes curtidos en la política, veteranos de las batallas democráticas anteriores al infortunado advenimiento de Chávez al poder, en conclusión nada de caras nuevas ni liderazgo renovado.
La descentralización de las emociones políticas que a mi entender podría favorecer a las oposiciones en Táchira y Mérida fallaron por la dispersión del voto dividido y por el ventajismo nada nuevo del oficialismo.
En ese paisaje poco inspirador aparece la propuesta de María Corina Machado de realizar unas primarias para elegir un nuevo liderazgo, no creo que esa propuesta vaya a tener acogida y parece más bien una jugada adelantada a la intención de algunos sectores de promover el revocatorio a Maduro para el cercano 2022, algo difícil de lograr sin un incremento de presión internacional y con un CNE parcial a Maduro como árbitro.
La pregunta que hay que responder es dónde está ese nuevo hipotético liderazgo, por los resultados de las regionales sin saber que va a ocurrir en Barinas, que es un buen tema por lo que implica para el chavismo una derrota en la tierra natal de Chávez, lo que se puede percibir es que el caudillismo está vivo, Morel Rodríguez, Rosales y Galíndez en Cojedes son de la vieja escuela, esto apunta a que no hay renovación posible si se mantienen los mismos personajes y las mismas ideas afanados en el viejo oficio de halar cada uno su sardina a la brasa, recordemos el dicho popular que no ha perdido vigencia ni la perderá, político que respira aspira.
Un nuevo liderazgo en Venezuela solo es posible que surja de una confrontación, una confluencia de circunstancias que produzcan una ruptura con el discurso político populista liberal, es decir un liderazgo con propuestas y estrategias liberales renovadas que generen certezas y resultados y eso no se elige en comicios de ningún grado, tampoco es un tema de edad, si eso fuera así la generación de jóvenes estudiantes que lideraron protestas en años anteriores no se habrían inscrito en organizaciones desgastadas para ocupar las posiciones que hoy detentan, ingresaron a la política y envejecieron prematuramente con las ideas y las practicas buenas y malas de unos partidos que ya no cuentan con el respaldo y apoyo que tuvieron en el pasado pero que están obligados a reinventarse para no desaparecer.
Creo que María Corina Machado esta vez perdió la puntería, se apresuró a interpretar la alta abstención como una oportunidad para colocar una propuesta que no es de vanguardia ni de nada, en donde ella misma corre el riesgo de quedar fuera si llegara a concretarse, porque el desgaste se reparte proporcionalmente entre todos, incluyendo por supuesto al PSUV que pierde ganando, porque el objetivo de legitimidad está lejos de alcanzarlo, por el contrario, con cada día que pasa a Maduro se le vienen más presiones y sanciones de gobiernos y organismos internacionales que esperan los resultados de las investigaciones que se le hacen por delitos de lesa humanidad, por eso creo que la estrategia le quedó corta, el argumento de la victoria de las regionales para no someterse a un referéndum revocatorio constitucional lo va a conducir inevitablemente a una crisis impredecible, en donde es posible que la mayoría de la oposición externa y la interna, coincidan en el objetivo común de solicitar condiciones para salir de Maduro en paz, lo cual es sumamente difícil pero no imposible. Por eso es que María Corina aspira impedir la vía del revocatorio, primero porque no ve posible que una “corporación criminal” como llama al gobierno de Maduro ceda nada y segundo porque la deja sin discurso político, ya que para llegar a ese punto hay que sacrificar muchas cosas, entre ellas hay que reconocer que Maduro es presidente de facto, lo que va a traer como consecuencia inmediata el cese del interinato de Guaidó.
Por eso insisto en que nada está dicho en este momento y el año que viene al contrario de lo que muchos escépticos piensan va a ser bien movido con revocatorio o sin él, por lo pronto parafraseando la vieja canción que dice María Cristina me quiere gobernar y yo le sigo la corriente, vemos que María Corina no se queda quieta y nos quiere liderar, para ello tiene condiciones de sobra, si no se adelanta y queda descolocada como en esta oportunidad.