Entre las cancelaciones de última hora en los pubs y las largas colas para vacunarse, los británicos hacen todo lo posible para poder celebrar las fiestas de Navidad, bajo la sombra de la variante ómicron.
El año pasado fue la variante alfa del coronavirus la que provocó la reducción al mínimo de las celebraciones de Navidad en el Reino Unido. Este año, los británicos esperan poder vivir este periodo con más tranquilidad, a pesar de la espectacular expansión de casos de la variante ómicron.
Aunque el gobierno solo impuso medidas limitadas (teletrabajo, tapabocas en interiores y pase sanitario en concentraciones con muchas personas), algunos intentan ser más prudentes y limitar las salidas una semana antes de Navidad para evitar el contagio.
Y aunque no están prohibidas, muchas fiestas de navidad de empresas e instituciones fueron canceladas, para desesperación de los pubs.
“Esta semana es nuestra semana, la de mayor carga de trabajo del año, pero no ha habido nada”, lamenta Jessie Sandy, camarero de 28 años en el bar London Hospital Tavern. “Tenemos muchas cancelaciones (…) Había un o dos fiestas cada fin de semana en Navidad pero las han anulado todas por la variante ómicron”.
El primer ministro Boris Johnson pidió a los ciudadanos que “piensen mucho antes de ir” al bar o al restaurante. Pero Chris Whitty, asesor médico del gobierno, fue más allá. Pidió a los británicos limitar sus interacciones para reducir las posibilidades de contagiarse o transmitir el coronavirus.
– Prudencia en Windsor –
Hasta la reina Isabel II, a sus 95 años, tuvo que renunciar por precaución a su tradicional reunión en familia, que iba a reunir a unas cincuenta personas el martes en el castillo de Windsor.
En las salas de espectáculos del West End, el barrio por antonomasia en Londres para ver musicales, tuvieron que anularse producciones ya que muchos trabajadores dieron positivo por covid-19. Un duro golpe en esta época del año.
Los profesionales de espectáculos afirman que se quedan vacías casi un cuarto de las butacas reservadas.
En Reino Unido, los contagios relacionados con ómicron se multiplicaron por dos en menos de dos días en ciertas partes del país. Las hospitalizaciones también aumentan, sobre todo en Londres.
“Soy especialmente prudente porque tuve el coronavirus el año pasado en esta época”, explica Charlie Hinton, un camarero de 23 años que cumple años en diciembre, “no pude hacer nada por mi aniversario, ni para Navidad”.
Esta vez, para su cumpleaños, pedirá a sus amigos que presenten un test de antígenos antes de la fiesta, y está pensando organizarla en el exterior para reducir riesgos.
El gobierno confía en la campaña de recuerdo de la vacuna como medida para frenar a ómicron, y espera poder proponer una tercera dosis a todos los adultos de aquí a final de mes.
Malcolm Porter, de 60 años, es un habitual del pub Au White Hart, en Londres. Vacunado ya con la tercera dosis, Porter no se cierra a los planes: “Iré al pub esta tarde y el domingo. Tenemos todos nuestra dosis de refuerzo así que me siento seguro”. AFP