Ghislaine Maxwell, la socia de Jeffrey Epstein que fue acusada de tráfico sexual después de la muerte del financista, decidió que no testificará en el estrado en su defensa.
La jueza de distrito estadounidense Alison J. Nathan convocó a la mujer de 59 años para que compareciera ante el tribunal el viernes por la tarde, y le explicó que tenía derecho a testificar en su propia defensa o negarse a hacerlo.
“Su Señoría, el Gobierno no ha probado su caso más allá de sembrar una duda razonable, así que no hay razón para que testifique”, respondió Maxwell con actitud desafiante.
Los abogados de Maxwell han ofrecido una defensa enérgica de su clienta, retratándola como un chivo expiatorio del gobierno después de fracasar en llevar a Epstein ante la justicia, debido a que se suicidó en un calabozo federal en agosto de 2019 mientras esperaba su propio juicio por tráfico sexual.
Maxwell, de 59 años, se declaró inocente de los cargos de tráfico sexual derivados de sus interacciones con cuatro adolescentes entre el 1994 y el 2004. Durante ese período, tenía una relación sentimental con Epstein; más tarde, trabajó para él.
Si bien no testificará ante el jurado, Maxwell ha estado activa en su defensa durante las tres semanas del juicio, escribiendo notas a sus abogados y abrazándolos al entrar y salir del tribunal todos los días.
El juicio, que se celebra en el Tribunal Federal del Este de Nueva York, ha despertado una gran atención mediática, a pesar de que el juzgado no es Epstein.
En la sala del tribunal se han escuchado los nombres de famosos, personalidades y ex políticos que mantuvieron relación con el multimillonario, que supuestamente abusaba de jóvenes menores en las casas que tenía en Nueva York, Nuevo México, Florida e Islas Vírgenes, donde era dueño de una isla.
Se ha mencionado a los ex presidentes de Estados Unidos Donald Trump y Bill Clinton, al fundador de Microsoft Bill Gates, al príncipe Andrés de Inglaterra, el actor Kevin Spacey y a varios senadores estadounidenses.
Sin embargo, el proceso no está encaminado a dilucidar la red de tráfico sexual de Epstein o qué personas o personalidades participaron en esta actividad, sino a conocer el supuesto papel de la acusada como intermediaria necesaria.
Maxwell, que posee tres nacionalidades (británica, francesa y estadounidense) y es hija del polémico empresario Robert Maxwell, que fue dueño del diario sensacionalista The Daily Mirror, está acusada de captar, preparar y presentar niñas a Epstein con el objetivo de que este abusara de ellas. Unos abusos en los que, según las supuestas víctimas, ella también participó.
Las cuatro testigos principales
Para su argumentación, la Fiscalía presentó en el estrado a cuatro supuestas víctimas de Maxwell, tres de las cuales testificaron con un pseudónimo para preservar su identidad: Jane, Kate y Carolyn.
Jane, la principal testigo, contó cómo cuando tenía entre 14 y 16 años la celebridad británica, famosa por sus relaciones sociales, la contactó a ella en un campamento de verano para jóvenes con talentos artísticos, se ganó su confianza elevando su autoestima y llevándola de compras y a espectáculos y, finalmente, la convenció para hacerle masajes a Epstein y que éste abusara de ella.
Estos supuestos abusos, en los que Maxwell participó activamante, según Jane, en al menos dos ocasiones, tuvieron lugar en Palm Beach (Florida), donde residían tanto Epstein como Jane, así como en Nuevo México, a donde Jane se trasladó en varias ocasiones.
Por su parte, Carolyn relató que tenía 14 años cuando empezó a frecuentar la casa que Epstein tenía en Palm Beach y que el multimillonario abusó de ella en más de 100 ocasiones, lo que la empujó a consumir drogas.
Mediante el testimonio de Kate, cuya relación con Maxwell y Epstein no constituye delito ya que ocurrió cuando ella tenía 17 años de edad, la Fiscalía quiso incidir en el modus operandi de la acusada quien, según la aparente víctima, se ganó su confianza y después empezó a hablar abiertamente de sexo, la convenció para masajear al magnate y, finalmente, la dejó a solas con él para que tuvieran relaciones sexuales.
La única supuesta víctima que testificó sin ocultar su identidad fue Annie Farmer, que al igual que el resto contó cómo Maxwell, cuando ella tenía 16 años, le masajeó los pechos, después haberse ganado su confianza simulando amistad, prometiendo ayudarla y llevándola de compras y al cine.
La abogada de Maxwell, Bobbi Sternheim, dejó claro desde el arranque del juicio, el pasado 29 de noviembre, la estrategia de la defensa: demostrar que las supuestas víctimas han dado un paso al frente por dinero, que sus recuerdos son vagos ya que los hechos ocurrieron en los años 90 del siglo XX y que, además, han sido manipuladas por la Fiscalía.
Con información de AP y EFE