Desde la semana pasada se instaló una versión sobre el posible retiro de Lewis Hamilton de la Fórmula 1 que tomó fuerza por donde vino, Toto Wolff, nada menos que el jefe y accionista del equipo alemán, pero además muy amigo del séptuple campeón mundial. No fue un rumor que circuló en las redes sociales ni un rumor periodístico. A partir de las palabras del team-manager austriaco hay que empezar a analizar qué posibilidades hay de que esa bomba explote.
Hamilton sabe cómo llamar la atención y la semana pasada logró que se hable más de él que de Max Verstappen, quien lo venció en la última fecha corrida en Abu Dhabi, donde con su Red Bull se impuso en el circuito de Yas Marina en un polémico final, dado que en la última vuelta dio cuenta de Lewis, que había liderado toda la carrera, salvo en su detención para cambiar las gomas.
El silencio del piloto inglés de casi 37 años (07/01/1985), llamó la atención. Habló en la nota que salió en vivo en la transmisión junto a Jenson Button, campeón de F1 en 2009, y luego se ausentó a la conferencia de prensa y se guardó a silencio en sus redes sociales, donde suele hacer sus reflexiones.
La ausencia de Hamilton en la gala de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) el pasado jueves generó más polémica y agregó pólvora los testimonios de Wolff el mismo día, cuando dijo sobre Hamilton que “como piloto verá en su corazón que debe continuar porque está en la cima de su estado de forma, pero tendrá que superar el dolor, puesto que es un hombre con fuertes valores”, respondió cuando fue consultado por el futuro del corredor británico.
La especulación de un posible retiro de Hamilton tuvo más sustento en lo concreto el año pasado, cuando al terminar la temporada no hubo renovación. Incluso en el arranque de 2021 estuvo afuera de la F1 si se habla desde aspecto técnico-legal. Pero firmó por otra temporada y en julio extendió su vínculo con Mercedes por otras dos temporadas.
Lo que ocurre con Hamilton es que al ser un número uno tiene la mochila para poder tomar cualquier decisión. Si eventualmente quisiera dar un paso al costado, no afectaría su carrera en la que es el piloto más laureado en la historia de la Máxima con siete campeonatos, al igual que Michael Schumacher. Además, al ser muy amigo de Wolff y ante las palabras el team-manager al resaltar la “injusticia que sufrieron”, no sería un impedimento su renuncia.
Lewis tomó 2021 como la chance real de poder conseguir su octava corona con un reglamento técnico en el que Mercedes ratificó que tuvo el mejor auto y capitalizó su octava corona de Constructores. Con el cambio del reglamento para 2022, si bien se espera que la escudería germana esté adelante, será un barajar y dar de nuevo ante los radicales cambios aerodinámicos que tendrán los coches, con el regreso del efecto suelo luego de 40 años, un sistema que permite que el auto vaya bien agarrado al piso mediante un mejor flujo de aire debajo del chasis y gane velocidad en las curvas. De todas formas, Hamilton supo cuando firmó su renovación con lo que se iba a encontrar en el venidero ejercicio.
En tanto que el clima, lejos de bajar sus decibeles, creció en tensión ante las declaraciones del flamante presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, quien dijo que “no hay perdón” por la ausencia del británico a la gala donde se entregan los premios anuales. A Hamilton no lo sedujo ni el haber recibido el galardón de “Personalidad del Año”.
Lewis sintió que hubo manipulación en la definición del título. Fue en las últimas vueltas en Abu Dhabi cuando en la neutralización para retirar el Williams de Nicholas Latifi, el Director de Carrera, Michael Masi, ordenó a los rezagados que lo dejen pasar a Verstappen, que era segundo en el clasificador, pero tuvo a cinco auto delante. Esto le allanó el camino el neerlandés, que con gomas blandas (se adhieren mejor al asfalto y son más rápidas) superó en la última vuelta a Hamilton, ganó la carrera y el título.
Tras un domingo de alta tensión, Hamilton tuvo el abrazo en su tierra cuando fue nombrado Caballero de la Corona en Reino Unido. Es una personalidad que ya superó lo deportivo y en su país tiene una fuerte idolatría. Es uno de sus máximos referentes en el tercer milenio.
Pero en ese evento tampoco habló con los medios y el viernes, cuando regresó a la base de Mercedes, no emitió opinión. Se mostró sonriente con los mecánicos y todos los integrantes del equipo. Acompañó de buena manera la despedida de Valtteri Bottas.
En este contexto, Hamilton tiene esa rebeldía anti sistema mediante la que manifestó, por caso, sus incomodidad de correr en países árabes, la situación política de la categoría no le está cayendo bien. Algo similar pasó con Ayrton Senna en 1989 cuando tras su toque con Alain Prost en Suzuka, lo excluyeron de su triunfo en Japón y le impidieron llegar a la última fecha en Australia con chances por la corona.
Senna luego ganó otros dos campeonatos en 1990 y 1991 y al ser hace tres décadas el mejor del mundo, sintió que podía tomar cualquier decisión si no se sentía cómodo. Se recuerdan varias batallas dialécticas con el entonces presidente de la FISA, Jean-Marie Balestre, que era el organismo deportivo de la FIA. El dirigente era francés, al igual que Prost.
La gota que rebalsó el vaso fue en 1992, cuando Prost anunció su retorno tras un año sabático, exigió en el contrato con Williams que aceptaría a cualquier compañero para 1993, salvo Senna, quien se molestó y ante la superioridad de la escudería inglesa que ese año arrasó con Nigel Mansell, el 20 de diciembre aceptó la invitación de su amigo, Emerson Fittipaldi, para probar un auto de la IndyCar. Las fotos de Ayrton sobre el auto fueron una bomba atómica e hizo temblar a la F1. Cabe recordar que en ese momento la categoría estadounidense pisó muy fuerte y logró captar a ex campeones de F1 como el propio Mansell, que fue campeón en Norteamérica en 1993. Luego, el jefe del equipo McLaren, Ron Dennis, habló con él y lo convenció para seguir un año más, pero fue en un marco difícil donde el paulista tras un acuerdo inicial de cinco competencias tuvo un contrato carrera por carrera.
Senna, en ese momento, era el mejor y a nivel mundial en deporte estaba a la altura de Michael Jordan, por citar al número uno del básquet de aquella época, cuando aplastó con los Chicago Bulls y ganó la medalla de oro con el “Dream Team” en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Hoy Hamilton, por peso propio e influencias, está a la altura de Ayrton y sabe cómo expresar su descontento.
Cabe recordar en las pruebas de post temporada de la semana anterior llevadas a cabo también en Yas Marina, donde los pilotos giraron con las gomas que se estrenarán en 2022, fue el flamante compañero de Lewis, su compatriota George Russell el que giró y empezó a sacarle kilómetros de ventaja con estos neumáticos.
¿Quién reemplazaría a Hamilton? Si el inglés pateara el tablero, Mercedes podría recurrir al neerlandés Nick de Vries, campeón de la Fórmula E con el equipo germano y tercer piloto de la escudería de Brackley en F1. Aunque se desprende el interrogante si valdría la pena “quemar” a un joven talento (26 años): ante una eventual ausencia de Hamilton lo mejor sería tener un año más a Valtteri Bottas, que firmó con Alfa Romeo para 2022, que a su vez despidió a Antonio Giovinazzi.
Este escenario en el que el staff de pilotos puede moverse solo lo puede generar un peso pesado como Hamilton, cuya continuidad pasó a ser el tema más fuerte en los últimos días de 2021. El inglés se volvió a robar la atención y otra vez demostró que es tan rápido abajo como arriba del auto.