Los privados de libertad que se encuentran en centros de reclusión del estado Guárico no escapan de la realidad que azota estos lugares en todo el país: el hambre y el mínimo acceso a una buena alimentación diaria.
Corresponsalía La Patilla
En el reciente informe “Desnutrición 2021: El hambre azota a la población reclusa venezolana” reseñado por el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), se destaca que al menos el 70 % de la población reclusa venezolana “presenta desnutrición severa” como consecuencia de la escasez de alimentos, por lo que 628 personas fallecieron por desnutrición entre el 2017 y el primer semestre del 2021.
De acuerdo a testimonios de encarcelados del Centro de Procesados Penales 26 de Julio, ubicado en San Juan de los Morros, las comidas consisten en “arroz, harina de maíz precocida y granos, a veces verduras y cambures”, además de “agua de granos”, puesto que no se evidencia la presencia de las semillas.
“La comida, que es agua mezclada con algún otro producto, es entregada en envases plásticos donde, según los presos denuncian en un video, se puede apreciar chiripas, patas de cucarachas, entre otros animales y suciedades”, reza parte de lo recabado por el OVP en territorio guariqueño.
Asimismo, la ONG comunicó que el 91,5 % de los penados no consume proteínas y el 90,1 % “no consume ni ha consumido frutas ni verduras durante su detención”.
Por su parte, la Dra. Marianella Herrera Cuenca, directora del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), dijo que en los últimos años han logrado documentar un incremento de enfermedades gastrointestinales e infecciosas en los centros de reclusión, donde los privados no se acercan a consumir una dieta con al menos 2.000 kilocalorias diarias, necesarias para una persona adulta.