La Navidad es una fecha dolorosa para los miles de migrantes varados en la frontera mexicana con Estados Unidos que pasan las fiestas en albergues o, en su defecto, bajo el techo de una carpa de un campamento improvisado.
Entre las familias migrantes en la ciudad de Tijuana está Lizbeth, una joven originaria de Honduras que lleva tres meses en esta frontera, a la que llegó acompañada de sus dos hijas en búsqueda de una oportunidad de cruzar a Estados Unidos para huir de la violencia en su país.
Sin embargo, no encontraron la prometida frontera menos hostil que anunció en su campaña electoral el ahora presidente estadounidense, Joe Biden, lo que ha sido particularmente pesaroso para ella, sobre todo en estas fechas.
“Es difícil, más cuando uno piensa que el cambiar de lugar es mejor y tal vez es más difícil de lo que uno se imagina. Llegar a un lugar de estos es como perderse en el tiempo, nuestras raíces se quedan atrás”, contó Lizbeth a Efe.
Sobre la Nochebuena y la Navidad, ella mencionó que preferiría no decirle a su hija de siete años cuándo es el día exacto, ya que sería triste verla no recibir algún regalo o porque podría afectarle estar separada del resto de la familia.
“La Navidad no es el mejor trago para mí, es el peor, es el más amargo que puede haber, aunque sí deseo que para otros esta Navidad sea la mejor. Mi hija está pequeña, tiene siete años y ella no sabe qué día es Navidad”, narró.
“Llegárselo a explicar (a su hija) creo que sería la parte más difícil, porque todo mundo está esperando una llamada, un mensaje, un regalo”, agregó con lágrimas en los ojos.
¿NOCHE DE PAZ?
El panorama en Tijuana, el cruce fronterizo más concurrido del norte de México, refleja el flujo récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) “encontró” más de 1,7 millones de indocumentados en la frontera con México en el año fiscal 2021.
El Gobierno mexicano ha recibido críticas por su trato a los migrantes y el despliegue actual de más de 28.000 elementos de las Fuerzas Armadas en las fronteras norte y sur para tareas migratorias.
Además, Biden acordó con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, restablecer este diciembre el programa “Quédate en México”, para obligar a solicitantes de asilo en Estados Unidos a esperar su proceso en territorio mexicano.
Tan solo a principios de diciembre había 26.500 peticionarios en las listas de espera en ocho ciudades mexicanas fronterizas, según un estudio de la Universidad de Texas en Austin.
Entre ellas estaba Samanta, también originaria de Honduras, quien dijo tener emociones encontradas porque se encuentra triste por estar lejos de su casa, pero feliz porque está bajo la protección de un albergue, en donde pretende participar en una cena navideña ya planeada.
Aunque el Gobierno de México ha prometido una política migratoria “humanitaria y solidaria”, son los albergues y asociaciones civiles las que han acogido a migrantes.
En contraste, las autoridades mexicanas han detenido a más de 252.000 migrantes en lo que va del año y deportado a más de 100.000, según la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación (Segob), lo que representan cifras no vistas en más de 15 años.
De acuerdo a José María García Lara, director del albergue Juventud 2000 de Tijuana, al menos en el espacio que dirige hay más de 120 migrantes que estaban esperando una cena esta Nochebuena, por ello se les prepararon pavos y una pequeña posada la noche del 24 de diciembre.
EFE