El 29 de noviembre de 2021, el Hospital Gregorio Marañón de Madrid detectaba el primer caso de la variante ómicron en España. Ni un mes ha pasado y la variante de origen Sudafricano ya representa la mitad de los casos registrados del país, justo, además, cuando este martes España superó la cifra de contagios más alta en un solo día desde el inicio de la pandemia (49.823) y rebasó los 700 casos de incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Ya nadie duda acerca de la rápida transmisibilidad de la ómicron, pero qué hay de su virulencia. ¿Es la variante ómicron más leve que sus predecesoras Delta o Alfa como dicen algunos?
Por 20minutos.es
Cuando Sudáfrica dio la voz de alarma, la doctora Angelique Coetzee, presidenta de la Asociación Médica de Sudáfrica y encargada de alertar sobre la nueva variante de coronavirus, aseguró que los pacientes contagiados presentaban síntomas “muy, muy leves”. En base a sus diagnósticos: el dolor de cabeza, la fatiga o la tos eran las dolencias más frecuentes. No obstante, la OMS advirtió en un informe del 28 de noviembre que estos “primeros casos notificados fueron de estudiantes universitarios y que las personas más jóvenes tienden a presentar un cuadro más leve de la enfermedad”.
Días más tarde, cuando la variante cruzó el charco a Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del país (CDC, por sus siglas en inglés) encontraron más síntomas comunes entre los primeros casos investigados: al cansancio o la tos se sumaron la congestión y la secreción nasal.
De vuelta a España, de acuerdo con la información provista por el Ministerio de Sanidad en la última semana, los principales síntomas de la nueva variante son el dolor muscular, la fatiga y la cefalea aunque también se pueden tener dolores de garganta y fiebre. Ocasionalmente, en los casos más graves, la ómicron puede llegar a generar taquicardias o cansancio extremo.
A luz de la información recabada, para la mayoría de los expertos: la anosmia o pérdida del sentido del olfato -uno de los síntomas característicos de la Covid a principios de la pandemia- es menos frecuente con esta variante, aunque, todavía no existen datos concluyentes que permitan excluirlo definitivamente del cuadro médico.
¿Hemos mejorado? La ocupación actual de camas UCI respecto a 2020
El número de hospitalizaciones es una de las herramientas más eficaces para estudiar la virulencia de cualquier variante del virus y en cualquiera de sus fases temporales. Más concretamente, la ocupación de camas UCI puede ayudar a entender el impacto real de la nueva variantes en las personas. Hace un año, el porcentaje de camas de cuidados críticos en España se situaba en el 20%. Este lunes la ocupación de camas UCI por casos de Covid-19 entró en en riesgo alto -por encima del 15%. Es decir, la ocupación en esta sexta ola es 5 puntos más baja que la que existía en la navidades pasadas, aún cuando en diciembre de 2020 había restricciones a la movilidad y limitaciones a las reuniones sociales.
Estos datos prueban la eficacia de las vacunas y la inmunidad de rebaño y pronto podrían evidenciar que la variante ómicron es menos virulenta que el resto de las variantes que se han conocido.
En cualquier caso, de lo que existe evidencia es de que las personas vacunadas o aquellas que han pasado la enfermedad también pueden contagiarse de la nueva variante, y entre las personas más vulnerables, el contagio puede llegar provocar síntomas graves e incluso, en los peores casos, la muerte.
Por ello, cuando el coronavirus vuelve a golpear con fuerza en todo el globo, lo más prudente sigue siendo estar vacunado, utilizar todas las medidas de seguridad e higiene posibles y realizarse una prueba diagnóstica para descartar la infección si se presentan síntomas como los que aquí se han mostrado.