Ecuador organizó sus elecciones generales (primera y segunda vuelta presidencial) y realizó mejoras tanto en el Sistema Electoral de Transmisión y Publicación de Actas y Resultados (SETPAR) como en el Sistema Integral de Escrutinio y Resultados (SIER). Ambas soluciones permitieron al Consejo Nacional Electoral (CNE) publicar de forma oportuna los resultados preliminares de las elecciones.
Para la segunda vuelta presidencial el CNE decidió suspender el conteo rápido provisorio y realizar únicamente un conteo oficial de los resultados; esta decisión se debió a que solo dos candidatos competían en esta nueva elección, lo que permitió dar celeridad al proceso de conteo definitivo.
El Salvador implementó el Programa de Procesamiento y Transmisión de Resultados Electorales (PPTRE) para sus elecciones legislativas del 28 de febrero. Por primera vez el escrutinio fue 100 % digital, a través de este programa que fue instalado en las diversas Juntas Receptoras de Votos del país. Cada JRV fue provista de un kit con acceso al Sistema de Registro de Escrutinio (SER) que permitió a los secretarios de mesas electorales consignar electrónicamente las actas de cada una de ellas.
Con un récord de participación de mujeres y celebrando los comicios más grandes de su historia, el Instituto Nacional Electoral (INE) de México llevó adelante las elecciones federales y estatales de 2021 y desarrolló junto con Google un portal a través del cual los votantes podían ubicar de forma anticipada la casilla correspondiente a su domicilio.
El INE también impulsó la votación electrónica por internet para mexicanos en el extranjero, y sus resultados fueron más que exitosos. Un total de 11.926 electores sufragaron bajo esta modalidad, número que representa el 55.24 % de las y los mexicanos en el exterior que eligieron votar con este sistema.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia concentró sus esfuerzos en el Sistema de Consolidación Oficial de Resultados de Cómputo (SCORC) y descartó la utilización de un sistema de resultados preliminares, a fin de garantizar la entrega de resultados oficiales precisos en el menor tiempo posible.
Lamentablemente, la experiencia boliviana tuvo algunos inconvenientes que retrasaron el proceso de transmisión de resultados oficiales, entre ellos un problema de disponibilidad de ancho de banda que echó por la borda las intenciones de reducir el tiempo de entrega de los números totales de votos.
En las jornadas electorales celebradas en Chile, el Servicio Electoral (Servel) dispuso de una Red de Transmisión de Datos (RTD) que permitió a los miembros de mesa de los 2.731 locales de votación del país recoger, escanear y transmitir los datos de las actas electorales de los centros de votación y remitirlos a una plataforma web del organismo.
La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) de Perú implementó el Sistema de Escrutinio Automatizado (SEA), un software diseñado para automatizar el escrutinio que permite que los resultados oficiales de cada mesa de votación sean transmitidos a la sede central para su consolidación y publicación oportuna.
En este proceso el retraso en la proclamación de los resultados no estuvo relacionado con la transmisión y consolidación, sino más bien con la judicialización del proceso.
Argentina renovó este año la mitad de su Cámara de Diputados y un tercio de la de Senadores, en una elección primaria (PASO) y una general marcada por la aplicación de soluciones tecnológicas electorales.
A solo tres horas de haber concluido la jornada electoral, la Dirección Nacional Electoral (DINE) hizo público los resultados preliminares con el 80 % de las actas, a pesar de que las autoridades habían advertido que, debido a la pandemia y a los protocolos de bioseguridad, el cierre y conteo de votos podría tomar más tiempo del habitual.
Este breve lapso representó un récord y una muestra de que la inclusión de soluciones tecnológicas innovadoras en la etapa de transmisión de los resultados electorales no solo ayuda a transparentar el proceso sino que permite dar certidumbre y tranquilidad a la población en un contexto político particularmente incierto.
Recordemos que fue en 2019 cuando se gestó la transformación más importante en la historia del sistema de transmisión de datos electorales argentino, cuando los centros de votación se convirtieron en Sucursales Electorales Digitales (SED), permitiendo escanear y transmitir directamente a los centros de cómputo.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Honduras incluyó en las elecciones presidenciales de este año un sistema electrónico de identificación biométrica que permitió autenticar la identidad de los más de tres millones de electores que ejercieron su derecho al sufragio en las 18 mil juntas receptoras de votos (JRV) desplegadas a lo largo del país.
El CNE hondureño también implementó un sistema para la digitalización y transmisión de resultados electorales preliminares (TREP) con el objetivo de contar con resultados electorales provisorios horas después del cierre de las mesas de votación.
Pese al ambicioso despliegue, que involucró a tres empresas de tecnología, los problemas de internet en las zonas rurales, sumados a la poca preparación de algunos funcionarios de mesa, limitó las labores de transmisión a solo el 51,45 % de las actas antes de dar paso al escrutinio definitivo, 12 horas después de cerradas las mesas de votación.
Los casos de Nicaragua y Venezuela, regímenes autoritarios que celebraron elecciones, no pueden ser equiparados con los países anteriormente mencionados.
La pandemia ha significado un desafío para nuestra forma de vida, y las elecciones no han sido la excepción; desde marzo de 2020 los organismos electorales latinoamericanos incorporaron protocolos para garantizar la salud de votantes y del personal electoral, al tiempo de promover y garantizar la participación ciudadana.
Si bien estas medidas han permitido el ejercicio del derecho al voto, el modelo del manualismo electoral aún limita la participación de muchas personas. América Latina está rezagada en cuanto a la incorporación de alternativas al voto presencial, como por ejemplo el voto postal, que fue tan importante en las elecciones de los Estados Unidos de 2020, o el voto en línea, que ha significado un cambio de paradigma en países como Estonia, y que ha tenido sus primeras pruebas en el voto de los residentes en el exterior en México.
En Brasil e India, dos de las democracias más grandes del mundo, se han realizado de manera exitosa pruebas piloto de voto en línea en los últimos dos años. Seguramente será un proceso paulatino que no acabará totalmente con el voto manual, pero eventualmente la masificación de esta modalidad permitirá la votación de los migrantes (grupo cada vez más numeroso), de las personas que por diversas razones no estén cerca de sus centros de votación, o que por motivos de salud o fuerza mayor no puedan desplazarse.
Sin embargo, mientras impere el modelo de manualismo electoral, los organismos electorales y el legislador deberán encontrar soluciones para facilitar el ejercicio del sufragio no sólo para el electorado, sino también para las autoridades de mesa y los fiscales partidarios, al tiempo de fortalecer la seguridad y auditabilidad de todas las fases del proceso.
Jesús Delgado. Director de Desarrollo Institucional de Transparencia Electoral
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