Las lava de la erupción del volcán de la isla de La Palma, España, arrasó con viviendas, escuelas, carreteras, iglesias y cultivos. La casa del venezolano Carlos Gutiérrez es uno de los 1.345 edificios residenciales que quedaron sepultados.
Carlos Gutiérrez es un venezolano que perdió su vivienda durante la erupción del volcán Cumbre Vieja de la isla de La Palma, en las Canarias: “No quedó nada. Allí solo hay lava y nada más que lava”, dijo a la Voz de América.
Oriundo de Maracay y descendiente de canarios, Carlos llegó a la tierra de sus antepasados hace 17 años. Recuerda que el pasado 19 de septiembre, cuando tras varios días de movimientos sísmicos el volcán comenzó a lanzar cenizas, humo y lava, él se encontraba almorzando con su familia, alrededor de las 3:15 de la tarde.
“Unos 5 o 10 minutos después pasó un carro con un megáfono avisando que debíamos evacuar la zona (…) Nos recomendaron que tuviésemos recogido lo más importante”.
El volcán estuvo más de dos meses en medio de la erupción que comenzó en septiembre. La Palma, con 85.000 habitantes que viven principalmente del cultivo de frutas y el turismo, es parte del archipiélago volcánico de las Canarias, situado frente al noroeste de África.
La isla tiene unos 35 kilómetros de largo y 20 kilómetros en su punto más ancho.
El Gobierno de Canarias dice que durante la erupción, que duró tres meses, fueron evacuadas 7.000 personas. Algunas familias han podido regresar a sus hogares después que el Plan Especial de Protección ante Riesgo Volcánico de Canarias (PEVOLCA) levantó la orden de evacuación.
Sin embargo, Gutiérrez se encuentra en casa de unos familiares, ya que la zona donde estaba situada su casa, en el municipio de Los Llanos de Aridane, desapareció bajo las coladas de lava del volcán y a ella solo pueden acceder los expertos.
“Es bastante complicado ahora mismo saber u orientarte un poco sobre dónde estaba el hogar, ahora todo es lava”, dijo a la VOA.
Para él, la experiencia “es desoladora”. “(La lava) no deja nada a su paso, quita carreteras, viviendas, fincas, servicios, agua, colegios, iglesias… Lo quita todo. (…) Nos quitó el hogar”, añadió.
Mucho trabajo por hacer
Tras 85 días y 8 horas en erupción, el 25 de diciembre llegó el regalo de Navidad más esperado por los palmeros. “La erupción ha terminado”, dijo Julio Ruiz, consejero de Seguridad Canaria y portavoz de PEVOLCA, después de que los científicos registraron 10 días de inactividad.
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