Ómicron está reventando las competiciones deportivas de medio mundo de la misma forma que ya hizo hace un siglo con la gripe española. En las últimas dos semanas, el virus ha puesto contra las cuerdas al Real Madrid, sin discriminar entre sus secciones. En la de baloncesto dieron positivos Anthony Randolph, Guerschon Yabusele, Juan Núñez, Juan Núñez, Vincent Poirier, Fabien Causeur, Thomas Heurtel y su entrenador, Pablo Laso. Con solo 6 jugadores del primer equipo disponibles, el equipo blanco logró una épica victoria contra el CSKA, hace una semana, echando mano de un buen número de canteranos. Así lo reseñó ABC.
La de fútbol sufrió un varapalo parecido. Vinícius Junior, Courtois, Valverde, Alaba, Camavinga, Isco, Sergio Arribas, Modric, Marcelo, Lunin, Rodrygo, Asensio, Bale y el hijo del entrenador y técnico asistente, Davide Ancelotti, han dado positivos en la nueva variante del Covid en la última dos semanas.
La historia se repite, con la diferencia de que Omicrón es mucho menos mortífera de lo que fue la gripe española que, en 1918, causó 150.000 muertos en España y más de 40 millones en todo el mundo.
A lo largo de aquel año se repitieron en la prensa titulares como ‘La epidemia reinante’, que en este caso podía leerse en ‘El Imparcial’ el 25 de septiembre, donde se daba la relación de muertos en cada una de las provincias. Un mes después, en ‘La Tribuna’ se hacía referencia directa a como la pandemia estaba afectando a las competiciones deportivas de entonces, en una noticia que recogía ‘La Galerna’ hace unos meses:
«La gripe no se limita a entresacar sus víctimas de este mundo prosaico y real en que todos vivimos. Ha entrado también airadamente en el mundo deportivo, que parece que debería ser un mundo ideal, ultraterreno, superior a las miserias humanas. Sin embargo, en menos tiempo del que se tarda en contarlo, ha diezmado de una manera lamentable las filas futbolísticas del Athletic Club de Madrid. En esta situación le tocó al Athletic medir sus fuerzas con el Racing en un partido del campeonato, pero como la gripe, según es sabido, acarrea a los atacados una postración imponderable, optó concienzudamente el club enfermo por no acudir a la lucha hasta que sus mermadas huestes vuelvan a la normalidad. Doscientas pesetas de multa, que religiosamente pagó a la Federación Regional el amigo Ruete, y tres puntos perdidos, han sido las consecuencias que ha acarreado la inoportuna intervención de la gripe».
El origen
La pandemia se había desatado siete meses antes en Kansas (Estados Unidos).En la mañana del 4 de marzo de 1918, un cocinero llamado Albert Gitchell del campamento Funston había acudido a la enfermería con molestias en la garganta, fiebre y dolor de cabeza. A la hora del almuerzo, había centenares de casos como el suyo y el oficial médico tuvo que habilitar un hangar para acomodar a los enfermos de aquel mal desconocido que mataba a los más jóvenes y sanos en cuestión de días. El país había entrado en la Primera Guerra Mundial y aquel cuartel era el punto de partida de un itinerario que transfería miles de soldados a Francia.
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