Detectan cómo un virus puede transformar las células inmunitarias en cancerosas

Detectan cómo un virus puede transformar las células inmunitarias en cancerosas

“Existe una gran necesidad de comprender cómo el virus vuelve nuestras células T contra nosotros en la progresión al cáncer”, señalaron los investigadores del estudio (Getty)

 

Un equipo de investigadores, dirigido por el Imperial College de Londres y la Universidad de Kumamoto de Japón, realizó un análisis de células individuales para mostrar cómo el virus HTLV-1 sobreactiva las células T, las células inmunitarias clave en nuestra sangre, provocando que se vuelvan cancerosas.

Por Infobae





El cáncer poco común, llamado leucemia/linfoma de células T adultas (ATL), se desarrolla en alrededor del 5% de las personas infectadas con el virus HTLV-1, pero solo varias décadas después de la infección inicial.

El virus HTLV-1 infecta específicamente a las células T y las transforma en leucémicas, pero el desfase temporal ha hecho que sea extremadamente difícil determinar cómo se produce esta transformación. Este tipo de leucemia puede progresar lenta o agresivamente, pero no existe un tratamiento estándar para el ATL de alto grado y la afección tiene una alta tasa de recaída después del tratamiento con quimioterapia y medicamentos antivirales.

Los resultados del equipo, publicados en The Journal of Clinical Investigation, revelan que el virus “secuestra” la maquinaria de activación de las células T, lo que hace que persistan en un alto nivel de activación, volviéndose gradualmente malignas.

El coinvestigador principal, Yorifumi Satou de la Universidad de Kumamoto, declaró al respecto que “si bien solo un pequeño porcentaje de personas con infecciones virales por HTLV-1 desarrollan leucemia/linfoma de células T adultas, se estima que hay entre cinco y diez millones de portadores del virus en todo el mundo, y en algunas áreas es endémica, por ejemplo, hay alrededor de un millón de casos en Japón”.

El coinvestigador principal Masahiro Ono, del Departamento de Ciencias de la Vida del Imperial College de Londres, es inmunólogo y biólogo celular que aportó sus conocimientos sobre las células T al proyecto. “Existe una gran necesidad de comprender cómo el virus vuelve nuestras células T contra nosotros en la progresión al cáncer. Nuestro trabajo destaca un mecanismo clave para este cambio y nos brinda nuevas direcciones para buscar formas de interferir con el proceso, evitando potencialmente el desarrollo del cáncer”, indicó.

Las leucemias son cánceres que se originan en la sangre o en las células de la médula ósea y se caracterizan por grandes aumentos en el número de glóbulos blancos anormales. Las células T son tipos especiales de glóbulos blancos cruciales para combatir a los patógenos invasores, como virus y bacterias.

El virus HTLV-1 se inserta en un tipo de célula T y, para empezar, permanece allí en un estado latente, sin liberar partículas de virus nuevas ni causar efectos nocivos. Para muchos de estos portadores del virus, esto nunca cambia, pero en alrededor del 5% de los portadores, después de décadas de latencia, el virus vuelve a despertar y afecta el funcionamiento de las células T.

El equipo estudió más de 87.000 células T de donantes libres de virus, portadores sanos del virus y pacientes con ATL. Secuenciaron el ARN (una forma más simple de ADN) de estas células para averiguar cómo interactuaban el virus y las células T.

Los estudiosos revelaron que, en las personas que progresaron al tipo de leucemia ATL, el virus HTLV-1 hacía que las células T infectadas se activaran y sobrerreaccionaran, lo que las hacía producir en exceso proteínas que las mantienen en proliferación y las ayuda a evitar otras partes del sistema inmunológico que normalmente lo harían. eliminar las células rebeldes.

El equipo cree que estos cambios hicieron que las células T hiperactivas fueran más vulnerables al daño del ADN, como a través de agentes químicos o radiación, acelerando su transición a un estado canceroso.

Un estudio más profundo de los procesos involucrados, dicen los autores, sentará las bases para posibles nuevas opciones de tratamiento. “Por ejemplo, la activación crónica de las células T podría ser detenida por moléculas que bloquean las vías de señalización que le dicen a las células que se activen. Alternativamente, los tratamientos podrían apuntar a las proteínas que crean las células T activadas para ayudarlas a proliferar”, concluyeron los investigadores.