En templo del Rock en Caracas, Venezuela, cerró sus puertas. La movida le dijo adiós al “Molino Rojo” de la Solano.
lapatilla.com | Katerín García
Luego de 17 años de ser la casa del underground en la capital venezolana, tiempo en el que dio tarima y micrófono abierto a cientos de bandas nacionales; humoristas; shows de Bdsm, largos bailes de reggae, dancehall, rockabilly, metal y grandes e inolvidables noches a los citadinos, el icónico local dijo adiós el 30 de diciembre con el conocido “Mulanazo” y con casa llena, tras dos años de pandemia.
A pesar de ser conocido, actualmente, como un bar, este local desde la década de los 80 ha brindado un espacio recreativo en Caracas, en ese momento pasando por una transición de restaurante a sitio nocturno, para ya en los 2000 consolidarse dando la bienvenida a los amaneceres de los rumberos bohemios que buscaban un lugar donde ser ellos mismos.
Las historias que se vivieron al cruzar la puerta de metal que escondía sus sonidos de tres ambientes van desde reencuentros hasta matrimonios, tal como nos dijo José Rafael Buvat, uno de los tres socios creadores de esta escena caraqueña.
¿Qué pasará con el Molino?
En exclusiva para lapatilla.com Buvat comentó que existe una posibilidad de que este cierre sea temporal. Sin embargo, también adelantó que para continuar en la movida nocturna existe una realidad, y es la transformación de las generaciones, ya que hoy en día a pesar de que aún existe una fuerte expresión del rock en Caracas, los jóvenes se inclinan hacia un espacio más urbano, siendo el fuerte el reggaeton, trap y rap, géneros que quedaron con las puertas abiertas en la vida nocturna tras las partida de al menos 6 millones de venezolanos.