El covid ha hecho especialmente conocidas a las zoonosis, las enfermedades capaces de transmitirse de animales a humanos. Como es natural, esta no es ni de lejos la única infección con esta característica: existen otras muchas muy comunes, como la brucelosis. Así lo reseñó 20Minutos.
¿Qué es la brucelosis? ¿Cuáles son sus causas?
La brucelosis es la infección por las bacterias del género Brucella. Se trata de una enfermedad que además de a las personas afecta a otras numerosas especies de mamíferos, muchas muy cercanas al ser humano (como los perros o el ganado bovino, equino, porcino, ovino y caprino). Es relativamente común en distintas áreas de todo el mundo, como la cuenca mediterránea, Asia occidental, partes de África y América, y afecta principalmente a las personas que están en frecuente contacto con animales.
De animales a humanos, se transmite por el contacto con los animales y sus excreciones; por ejemplo, no es raro el contagio al beber leche no pasteurizada. Otras vías por las que el patógeno puede ingresar al organismo es por heridas en la piel, por la conjuntiva o las mucosas.
Entre personas la transmisión es rara y poco frecuente, y tiene lugar principalmente por vía sexual.
¿Cuáles son sus síntomas?
La brucelosis tiene un período de incubación variable que puede oscilar entre los pocos días y meses, y después se manifiesta con un cuadro cercano al de la gripe. En ocasiones, la enfermedad parece remitir para volver a aparecer al cabo de un tiempo.
A nivel general, los signos de la brucelosis incluyen fiebre, escalofríos, pérdida de apetito, sudores, debilidad, fatiga, dolor articular y cefaleas.
En algunas personas, la patología se vuelve crónica. En estos casos pueden aparecer complicaciones serias, como endocarditis (inflamación interna de las cavidades del corazón), artritis (inflamación de las articulaciones), espondilitis (artritis en los huesos de la columna), sacroilitis (artritis de las articulaciones que conectan la columna y la pelvis), orquiepididimitis (inflamación de los testículos), hepatomegalia (inflamación del hígado), esplenomegalia (inflamación del bazo), meningitis (inflamación de la membrana que recubre el cerebro y la médula espinal) o encefalitis (inflamación del cerebro). Algunas de estas pueden ser incluso mortales.
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