La cantante Lady Gaga se ha convertido por méritos propios en una de las grandes favoritas para ganar este año el premio Oscar a la mejor actriz protagonista. Su interpretación de la socialité Patrizia Reggiani, acusada en la década de los noventa de haber contratado a un sicario para deshacerse de su marido, Maurizio Gucci, al que da vida Adam Driver en la aclamada película House of Gucci, la consagró finalmente como una de las estrellas contemporáneas del cine. Así lo reseñó la revista digital Quién.
La artista estadounidense ha hablado en varias ocasiones sobre la forma en que se mimetizó con su personaje para dar credibilidad a su actuación y, básicamente, convertirse en un clon de Patrizia. No obstante, hasta ahora no se había pronunciado sobre la relación tan estrecha y particular que acabaría forjando con su alter ego, quien le habría enviado incluso una maldición para vengarse de ella a raíz de su decisión de participar en un proyecto concebido para ahondar en su oscuro pasado.
“En el último día de rodaje, estaba en el balcón de mi departamento de Roma, con la canción Mambo Italiano de Dean Martin a todo volumen, y me fumé un cigarrillo. Estaba interpretando a Patrizia y de alguna manera sabía que me tenía que despedir de ella. De repente un enjambre de moscas empezó a seguirme a todos lados, y de verdad que empecé a creer que las había enviado ella. En ese momento sí que estaba preparada para decirle adiós”, contó la intérprete en conversación con la revista W.
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