“Just do it’” el eslogan de Nike, es una frase que se ha convertido en un referente de la publicidad. Pero su origen tiene una historia más perturbadora, pues lejos de haber sido idea de algún referente del mercadeo, surgió de las últimas palabras de un hombre que fue condenado a muerte en 1977 en Utah (Estados Unidos), tras haber cometido dos asesinatos.
Por: Clarín
La historia de este eslogan la dio a conocer su propio creador, Dan Wieden, hace unos años en una entrevista. En esa ocasión Wieden, cofundador de la agencia de publicidad Wieden + Kennedy (que cuenta con clientes como Airbnb, Coca Cola, KFC, Ubisoft y, por supuesto, Nike), explicó que se inspiró en la muerte de Gary Gilmore.
Gilmore fue condenado en 1976 por el asesinato de dos hombres en Utah, el 19 de julio de ese año. Primero robó y mató a un empleado de una gasolinera, y luego a un trabajador de un motel, según los registros de la Corte Suprema de Estados Unidos.
En esa época, estaba en auge el debate de la pena de muerte en Estados Unidos, pero tras ser capturado, el jurado que definió su condena solo necesitó una hora y media para definir que Gilmore debía morir.
Entonces, lo dejaron elegir, como era la costumbre, la forma en la que moriría y él decidió que fuera por un pelotón de fusilamiento; la ejecución se realizaría el 17 de enero de 1977.
La ejecución y la frase para la historia
Ese día, uno de los cinco hombres encargados de dispararle le preguntó si tenía algo más que decir. Gilmore simplemente dijo “let’s do it” (hagámoslo).
Diez años después de la muerte de Gilmore, Nike le encargó a Wieden + Kennedy un nuevo eslogan que permitiera posicionar la marca. Wieden, entonces, modificó un poco la frase de Gilmore para que fuera “Just do it”, un detalle que no se conoció en la época.
En una entrevista Wieden dijo: “Intentaba escribir algo que lo completara todo, para que hablara a las mujeres que acababan de empezar a caminar para ponerse en forma, a las personas que eran atletas de clase mundial, y tenía el mismo tipo de conexión con ellas”.
Nike estrenó el eslogan en un anuncio de 1988 que trataba sobre un atleta de 80 años llamado Walt Stack, que corría todos los días (falleció en 1995).
A la pregunta de cómo evitaba que le tiemblen los dientes, el anciano responde: “los dejo en mi locker”. Tras el anuncio, las ventas de la marca se dispararon.