Creemos que, por ahora, el nervio principal del presente régimen se encuentra en las bombas de gasolina que no, estaciones de servicio, anudando los distintos y primarios intereses que lo sostienen. Subordinado el poder militar al civil, ilustran muy bien esa alianza cívico–militar fundada en el subsidio del combustible, generando una ganancia que permea a aquellos los sectores sociales capaces de defender la fuente de su supervivencia.
Superadas las fricciones iniciales con la Guardia Nacional, los llamados colectivos gobiernan en las millones de entidades de tan breve espacio que tejen lo que queda del territorio nacional, depredando a quienes irremediablemente las concurren para ofrendar sus divisas. Obviamente, requisito previo, ya ha quebrado la industria petrolera aunque persiste la ilusión rentista; y, requisito posterior, juran asegurar una paz social que autoriza cualesquiera negociaciones turbias so pretexto del bloqueo imperial a evadir.
En tiempos cada vez más remotos, por instantes, la universidad pareció ser la célula fundamental del país de las extraordinarias movilidades sociales que, al concluir el siglo XX, estuvo llamado a transitar el camino de una economía libre y competitiva por razones entera e inexorablemente estructurales. Al principiar la nueva centuria, se resistió o dijo resistirse, hasta que, por estos años, nuestras casas de estudios han sido derrotadas, derrotando al mismo tiempo a las clases medias ilustradas que no las supieron defender: a nadie estremece que, desde el CNU, profesen como objetivos una nueva ley para las universidades y la realización de los comicios internos.
En la Italia de su tiempo, Antonio Gramsci calibró muy bien la extraordinaria importancia de las fábricas, considerando decisivo que cada una de ellas tuviese un consejo de trabajadores. Por supuesto, no sugerimos que debamos actuar en los expendios de gasolina, tratándose de un artificio que, al explicarlo, hoy, no sobrevivirá al régimen; pero sí ubicar ese nervio fundamental de una alternativa democrática y democratizadora viable, como puede ser la universidad venezolana. Ineludible pregunta, ¿está su liderazgo la altura de las circunstancias?