Las conversaciones con diplomáticos occidentales la próxima semana ayudarán a cambiar “la atmósfera bélica” que ha prevalecido en Afganistán desde que la coalición estadounidense intervino hace 20 años, dijo el sábado un portavoz del gobierno islamista.
“El Emirato Islámico [nombre dado por los talibanes a su régimen] ha tomado medidas para satisfacer las exigencias del mundo occidental y esperamos reforzar nuestras relaciones diplomáticas con todos los países, incluidos los europeos y Occidente en general”, declaró Zabihullah Mujahid a la AFP.
Los talibanes, en el poder desde agosto tras su rápida conquista del país, quieren “cambiar la atmósfera bélica (…) por una situación pacífica”, añadió.
Aunque hasta ahora ningún país ha reconocido al gobierno talibán, el domingo se iniciarán en Oslo (Noruega) conversaciones entre los nuevos dirigentes de Afganistán y diplomáticos occidentales.
Está previsto que una delegación talibán se reúna con las autoridades noruegas y con representantes de otros países aliados, como Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y la Unión Europea.
Las conversaciones se centrarán en el respeto de los derechos humanos, especialmente los de las mujeres, la condición para el retorno de la ayuda internacional que financiaba el 80% del presupuesto de Afganistán, sumido en una profunda crisis humanitaria.
Las conversaciones, que se prolongarán hasta el martes, “no constituyen una legitimación o reconocimiento de los talibanes”, insistió el viernes la ministra de Relaciones Exteriores noruega, Anniken Huitfeldt.
“Pero tenemos que hablar con las autoridades que dirigen de facto el país. No podemos dejar que la situación política conduzca a un desastre humanitario aún mayor”, dijo.
Desde agosto, la ayuda internacional se detuvo repentinamente y Estados Unidos también congeló 9.500 millones de dólares en activos del banco central afgano.
El desempleo se ha disparado y los sueldos de los funcionarios llevan meses sin cobrar en un país ya asolado por una grave sequía.
Según la ONU, la hambruna amenaza ya a 23 millones de afganos, el 55% de la población.
AFP