Coqueta y sin miedo a intentar cosas nuevas, esta venezolana de sólo 25 años de edad ha ganado prestigio en el mundo del tatuaje. Así queda demostrado en sus redes sociales, donde es seguida por más de tres mil personas.
Hace poco más de tres años, una combinación entre la curiosidad y el aprieto económico quiso que experimentara una nueva faceta: ser modelo webcam. Y aunque sus complejos y temores quedaron en el pasado, es nuestro deber revivirlos a continuación:
Por Ana C. Guaita y Melany Muñiz / lapatilla.com
Streaming para adultos, OnlyFans y tatuajes
Bianney Pino reveló, en exclusiva para lapatilla, que llegó a esta plataforma sin el consentimiento de su familia y tras consultar a un amigo que ya prestaba este servicio en un estudio en Caracas. “Él me comentó que se hacía buen dinero y que era sencillo. Me puso en contacto con su jefe. Entonces, fui a una especie de entrevista donde me mostraron todo el procedimiento, cómo eran las páginas que utilizaban para trabajar”, recordó.
Esto resultó ser solución para su bolsillo, golpeado, como el de otros tantos connacionales ante la grave crisis que enfrenta el país en materia económica.
A Bianney le tocó transmitir en vivo por primera vez tras finalizar la entrevista laboral, logrando conseguir más de 100 espectadores. “Al principio fue como un choque, porque te da como algo de pena, pero tú como que tomas el control sobre ti mismo, te quitas esa pena y lo disfrutas… En una hora hice, aproximadamente, 30 dólares”, se atrevió a confesar.
Pese a trabajar sólo tres o cuatro veces a la semana, en portales como Cam4 y Chaturbate, lograba recibir hasta 200 dólares (para un total de 600$ al mes). Aspecto que depende, según Bianney, del flujo de clientes o usuarios. “Mientras más tiempo estés en línea, más usuarios entran a tu sala. Depende de ti si generas o no más dinero”, explicó.
Esta experiencia la impulsó a abrir, recientemente, una cuenta en OnlyFans, donde a su juicio hay muchísima competencia. “Todos los días tienes que meterte a tiempo completo para lograr los ingresos que te promete la página”, aseguró.
Con respecto a los tatuajes, admitió que lleva cuatro años formándose. Pero supo que sería la profesión que la apasionaría desde muy pequeña, puesto que siempre se sintió seducida por el dibujo y la gente alternativa.
“Yo quise tatuarme por primera vez como a los 12 años, pero no me dejaron. Luego, volví a intentarlo a los 15 años y me volvieron a rechazar el permiso, hasta que cumplí los 18, y me hice mi tatuaje a escondidas”, rememoró con gracia.
Actualmente, disfruta de realizar tatuajes sencillos como líneas y nombres, los cuales representan un reto para ella. Se mantiene firme en la creencia de que hay que divertirse con lo que se hace. “A la hora de tatuar creo que voy por etapas. He tenido etapas en las que me ha gustado más hacer realismo, otras en las que he disfrutado más el neotradicional”, agregó.
Profesionales que admira
En su top y en el lugar número 1 se encuentra Roberto Carlos, quien también pinta sobre óleo. Según su percepción, las composiciones que trabaja, las hace desde su mente, estudiando diferentes cosas. “No busca copiar a nadie. Estudia mucho lo que es la profundidad del arte, los colores. Es algo que admiro muchísimo de un artista”, comentó.
También mencionó a Johan Castillo, su amigo y guía en el mundo del arte. “Cada tatuaje que se propone, lo hace súper brutal. Johan es muy completo porque ha hecho de todo… realismo, ánime, lettering”.
Obras de arte en papel, rostros… y en la cocina también
Pero Bibi Tattoo, como es conocida en el mundo artístico, no se ha dedicado solo a dejar su tinta debajo en la piel de sus clientes, sino que también ha probado suerte en otra serie de actividades, que lejos de avergonzarla, demostró cuan orgullosa se siente de haber sido parte de distintos universos.
Crear estupendos platos a través de la panadería y pastelería, maquillar y dibujar sobre distintos materiales forman parte de la vida de Bianney.
“Dibujar, maquillar y peinar son cosas que hago porque me nacen y me fluyen”, comentó al ser consultada si se ve en el plan artístico lejos de la tinta y los lienzos humanos a los que está acostumbrada. Y aunque reveló que durante algún tiempo estuvo realizando videos tutoriales sobre la tarea titánica del maquillaje profesional, señaló que “no se siente en ambiente”.
Estas actividades son consideradas por Bibi como un “hobby”, pero ha conseguido la oportunidad de recibir remuneración a cambio. “He cobrado por maquillar, he cobrado por cuadros. Siempre trato de vivir en base de lo que me hace feliz, que es el arte”.
“Elige un empleo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida“, son sabias palabras de Confucio, quien detalla a través de sus distintos razonamientos y filosofías, las maravillas de la realización personal a través del trabajo.
Y es que al dedicarnos profesionalmente a algo que cumpla nuestras expectativas, nos brinde una remuneración y además nos deje satisfacciones como seres humanos, tenemos un estupendo manjar: miel sobre hojuelas y la vida soñada.
Para complementar este cubo de muchas caras y habilidades, llegó recientemente la panadería y pastelería a la vida de nuestra entrevistada y vino acompañada de una persona especial, quien involucró a Bibi en este fantástico mundo de la alquimia comensal.
Bibi explicó que gracias a la ayuda de su actual pareja ha logrado ampliar sus horizontes y considera que la panadería y pastelería es un arte totalmente distinto a lo que ella está acostumbrada, pero aun siendo distinta, la relaciona de cierta forma. “Es una alquimia súper bonita donde todo lo que haces con amor te sale súper bien, súper rico, súper lindo. Estoy descubriendo esta nueva faceta mía y me encanta. Siento que estoy aprendiendo nuevas cosas y es súper chévere”, dijo orgullosa.
Mini cakes, ponquecitos, brazos gitanos, cachitos y hasta panes de jamón han sido parte de la gama de creaciones de Bianney durante los últimos meses y dentro de este amplio mundo en el que se ha desenvuelto, considera que al final del día es “igual que los tatuajes”, pues se parte de ingredientes que por separado no significan mucho y cuando se juntan,“haces una obra de arte”.
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“Siento que soy bastante ágil con las manos y todo lo que hago con empeño sale bien”, dijo entre risas.
El equipo de lapatilla quiso ahondar un poco más y logramos que Bibi detallara cuál de todas las facetas experimentadas hasta ahora es su favorita y de quedarse con una, por cuál se decidiría y por qué:
“De todas las facetas que he desarrollado, creo que me quedaría con ser tatuadora. No hay nada como ver el rostro a las personas cuando termino el arte. Sus caras, la vibra y la gratitud de verdad que no lo encuentro en otro lado”, manifestó con una gran sonrisa en su cara.
Y aunque confesó que todas las cosas que hace “las disfruta al 100%”, no dudó en expresar que los tatuajes “son su vida” y que es algo que “la salvó de todo”, pues detalló que gracias a que ésta es su profesión, puede liberarse de mucho a través del arte, además de ayudar a muchísima gente a sentir lo mismo: liberación.
Liberación en varios sentidos: prejuicios, viejas cicatrices, malas experiencias con otros artistas. Definitivamente el trabajo de Bibi Tattoo ha logrado dejar de lado las estigmatizaciones con respecto a la gente tatuada y sin duda alguna ha permitido cambiar vidas a través del cubrimiento de marcas y trabajos anteriores.
“La satisfacción que me da es la felicidad mis clientes obtienen cuando ven el resultado de mi trabajo”, finalizó.