Desde afuera no parecía haber nadie. Las paredes tienen algunos adornos y unos carteles aparentemente dibujados por niños. Al cruzar la puerta, el televisor está encendido en algún canal de comiquitas. Frente a la TV algunas sillas en filas, en la que están varios niños sentados y también se pueden ver otros de pie moviéndose por el lugar. Para algunos, esa casa es su hogar desde hace meses; para otros, desde hace años.
Por Pableysa Ostos / Corresponsalía lapatilla.com
La Casa Hogar Renacer es una de las tres instituciones de cuidado de infantes y adolescentes abandonados que funcionan en Ciudad Guayana, al sur del país. Las otras son el Hogar Madre Emilia, ubicada en Unare, Puerto Ordaz, y la Casa Hogar Miguel Magone, en San Félix.
En el caso de Renacer, actualmente están al cuidado de 14 menores de edad, aunque tiene capacidad para 15 chicos. Allí reciben niños y niñas de 0 a 11 años, mientras que el programa de la casa Miguel Magone alberga menores entre 7 años y 17 años, y el del Hogar Madre Emilia desde 0 hasta 18 años, aunque las muchachas pueden quedarse aun después de cumplir la mayoría de edad.
Ivonne Serrano, directora de Renacer, explicó al equipo de LaPatilla que a estas casas hogar llegan niños en situación de maltrato, peligro y riesgo, es decir, infantes en cuyo entorno familiar han sufrido abandono emocional y físico.
“Mucha gente se está moviendo hacia las minas, se van del país y dejan al niño solo, que le eche ojo un vecino, que lo vigile el tío, y finalmente quedan en el abandono o con el hermano mayor que lo que tiene son 13 años. Eso pasa mucho. El abandono emocional tiene que ver mucho con la desidia. Una cosa es la pobreza que no es limitante para que una persona pueda tener a su niño, pero otra es la desidia, lo que es la desnutrición, su exposición al maltrato, abuso sexual, actos lascivos”, detalló Serrano.
Infancia abandonada
Los niños llegan a estas instituciones a través de las denuncias de algún vecino, familiar, alguien que cree o sospeche que hay algún tipo de abuso contra el menor. “Que los dejan solos, encerrados, sin comida y pasan 2 o 3 días, y los vecinos tienen que llevarle la comida. Son esas denuncias que se hacen al Consejo de Protección, que es el ente encargado por la ley para revisar los casos”.
A través de llamadas telefónicas intentamos comunicarnos con representantes del Consejo de Protección del Municipio Caroní, pero no se obtuvo respuesta. En su página web destacan que tiene como objetivo “actuar ante la amenaza o violación de derechos y garantías individualmente considerados, mediante acto administrativo, los cuales comprenden: decisiones y medidas de protección, la expedición de autorizaciones, solicitudes, denuncias y, en general, cualquier otra situación en la restitución de garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes”.
Estos son los encargados de investigar la situación y buscan un grado de consanguinidad. “Si ve que nadie puede asumir a los niños, nos referimos a primos, tíos, abuelos, que tenga los medios y la coherencia para tenerlos. Ellos proceden a retirarlos. La ley establece de 2 a 3 meses para hacer las averiguaciones. Algunas veces estos niños ya llegan al Consejo de Protección con signos de violencia, y en esos casos son retirados inmediatamente del lugar donde viven”, explicó Serrada.
Gledys Rodríguez, coordinadora de la Casa Miguel Magone, que funciona desde 2013, señala que “como aquí son jóvenes más grandes, cuesta un poco más el proceso para ser adoptados, ya que la mayoría de las familias buscan niños pequeños. Para ellos hay algo muy difícil y es que la carencia de familia no la va a suplir ningún trabajador ni sus compañeros. Lastimosamente es un vacío que va quedando ahí”.
Familias sustitutas
En Venezuela se aplican dos modalidades: adopción y familias sustitutas.
Sobre las familias sustitutas, el artículo 394 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Lopnna), explica que es una figura que no siendo la familia de origen, “acoge, por decisión judicial, a un niño o a un adolescente privado permanente o temporalmente de su medio familiar, ya sea por carecer de padre y de madre, o porque estos se encuentran afectados en la titularidad de la patria potestad o en el ejercicio de la guarda”.
“El Consejo de Protección tiene un listado de familias sustitutas, y si el consejero contempla la posibilidad de ir a una familia sustituta puede ser que las entidades de atención no tengan cupo y ellos tienen que buscar cómo solucionar el problema. En ese momento es un problema del Estado, si no hay cupo o la casa hogar se niega, porque el niño no encaja en el perfil por alguna razón, o no cuentan con el cupo, el Estado tiene que ver qué va hacer con el niño”, detalló la coordinadora de Renacer.
Para que un niño pase a una familia adoptiva tiene que ser declarado inmediatamente adoptable, y esto solo sucede cuando no se sabe absolutamente nada de él, sobre su familia o procedencia.
“La ley estipula que hasta el 4to grado de consanguinidad puede asumir la tutela del menor. Ese niño pasa directamente a lista de adopción, pero eso casi no sucede. En 11 años que tenemos funcionando, solo ha sucedido dos veces. Dos niños que son directamente adoptables”, comentó Serrada.
La directora de Renacer nos relató su experiencia como familia sustituta. Su hija actualmente tiene 6 años. Está con ella desde que tenía 42 días de nacida, tras ser abandonada en un hospital de la ciudad. Destacó que aunque ya tiene 6 años, en el proceso aún no han puesto a la menor como adoptable. En parte, debido al retraso procesal que existe para atender estos casos.
Corazones bondadosos
En el caso del estado Bolívar, solo hay una casa hogar que depende completamente del Estado. El resto son privadas, pero aun así las entrevistadas coinciden en que deberían ser tomadas en cuenta en el presupuesto estatal.
Tanto la Casa Miguel Magone como Renacer, se sostienen gracias a proyectos gestionados por donantes internacionales, empresarios y donativos que llegan a las puertas de sus sedes. “En nuestro caso vienen de empresarios, pero ellos no pueden con todo y más con la situación del país. Son gente de mucho amor, corazón y desprendimiento. Hay un señor que lo conozco solo por teléfono y manda a un empleado, que trae charcutería cada 15 días; mortadela, queso amarillo”, mencionó Serrano.
Destaca que en muchos casos son personas anónimas que constantemente están pendiente. “Aquí se gasta una paca de harina de maíz semanalmente, porque comen, tanto los niños, como el personal que hace vida aquí. En cuanto a la salud y las medicinas, estamos conectados con Fundación Lala, que han sido unos aliados”.
La directora de Renacer dijo que también hay personas que donan todos los meses su bolsa del Clap. A veces no tienen meriendas y llega alguien con un paquete de galletas. “Hay un señor que tiene 4 meses trayendo cambur, cada cosa va sumando. Un médico de cabecera, ese es un ángel que tenemos acá, es un pediatra que vive cerca, el abogado, gente que va sumando a las labores que realizamos aquí”.
En la Casa Hogar Miguel Magone cuentan con el apoyo desde Caracas del equipo que gerencia la red de Casas Don Bosco, que están pendientes de todo lo que necesita la institución. También reciben ayuda de otras organizaciones que han surgido con la pandemia y que aportan alimentos, ropas, útiles escolares. “Nos apoyan el Rotary, Unicef, Fundación San Antonio y proyectos que nos garantizan la alimentación de los que están en la casa y ha servido para atender también a chicos vulnerables de la comunidad”, precisó Rodríguez.
¿Dónde ubicarlos y cómo colaborar?
Casa Hogar Renacer: Urbanización Villa Africana, calle Mediterráneo, manzana 9, casa Nro. 16. Contacto: 04140949996 / Aportes y Donativos a la cuenta de Renacer, Banco Nacional de Crédito Rif: j-31761695-2 N° de cuenta 0191 0047 2721 4700 9699, Fundación Renacer.
Hogar Madre Emilia: Subiendo por los Bloques de Caura, detrás del Mercado de Unare, avenida Norte Sur 2, Ciudad Guayana. Contacto: 04148693011. Correo electrónico: [email protected]
Casa Hogar Miguel Magone: Urb. La Llovizna (UD-145), calle María Brunet, frente a la UDO, entre el módulo de salud y el CDI, en San Félix. Teléfono: 0412-1122513 Glebys Rodríguez (Coordinadora), 0426-4900943 Migueligcel Betancourt (Administradora). Datos Bancarios: Titular: A.C Red de Casas Don Bosco, Rif: J-31027783-4, Banco: Banesco, Cuenta #: 0134-0266-3926-6105-0619.
Consejo de Protección: Avenida Dalla Costa, Centro Comercial Ikabaru, locales 29,30 y 31 planta baja. Parroquia Dalla Costa, San Félix. Teléfonos: 0286-9314878. Teléfono de Guardia para Emergencias: 0412-8796496.