La curiosa historia del país que regresó de la guerra sin bajas y con un soldado más

La curiosa historia del país que regresó de la guerra sin bajas y con un soldado más

Una imagen de Vaduz, capital de Liechtenstein

 

El pequeño Principado de Liechtenstein, entre Suiza y Austria, es uno de los países europeos caracterizados por ser un territorio neutral en conflictos bélicos.

Por: Clarín

Su población asciende a 40.000 habitantes y mantener un ejército propio sería casi imposible, por eso, en los últimos siglos, se ha mantenido al margen de los conflictos más importantes de la historia, como las dos guerras mundiales.

Lo que muchos no saben es que, aunque en la actualidad Liechtenstein sea un país neutral, en el pasado sí participó en guerras antes de que en 1868 decidieran definitivamente abolir su ejército propio.

Desde que en 1719 Liechtenstein unió los enclaves de Vaduz y Schellenberg para formar su pequeño principado, el territorio participó en varios conflictos bélicos, hasta que la guerra austro-prusiana en 1866 cambió su destino para siempre.

Trajo un soldado de más

La conocida como guerra de las siete semanas enfrentó al Imperio Austro-Húngaro y al Reino de Prusia, que acabó con la formación de la Confederación de Alemania.

Dentro de los países beligerantes junto al Imperio Austríaco, que formaba parte de la Alianza Alemana liderada por Viena, se encontraban otros pequeños países estado como Baviera, Sajonia, Hannover o Baden. En el otro lado, la Alianza Alemana liderada por Berlín contaban con el Reino de Prusia, el Reino de Italia, y ciudades como Lippe, Brunswick o Bremen.

Fue una guerra singular, corta, pero cargada de intensidad que involucró, por última vez, a Liechtenstein en un conflicto bélico. El Imperio Austríaco iba acompañado por un pequeño contingente de 80 hombres del principado, que recibieron la misión de defender el paso de Brennero, lugar montañoso entre Italia y Austria.

Poco tiempo después de su permanencia en el paso de Brennero, las fuerzas prusianas derrotaron a los austríacos en la batalla de Königgrätz, dando por finalizada la guerra que llegaría con la Paz de Praga. En ese momento, todos los pequeños ejércitos debían volver a casa.

La neutralidad de Liechtenstein quedó de manifiesto en el conflicto ya que ninguno de sus 80 soldados murieron en batalla, por lo que todo el contingente regresaría a casa intacto.

Lo curioso es que en esa vuelta, un hombre se alistó en el batallón, siendo 81 los que regresaron al pequeño principado europeo, volviendo con más hombres de los que se fueron al frente.

Según algunas fuentes se trató de un soldado austríaco que decidió jurar lealtad a Liechtenstein. Para otros, fue un desertor italiano que no tuvo más remedio que buscar una nueva vida lejos de su patria y sería condenado a muerte si regresaba vivo a su país.

Lo que está claro es que esa guerra marcaría para siempre el destino del Principado de Liechtenstein que, dos años más tarde, abolió su propio ejército y se declaró neutro en todos los conflictos bélicos desde entonces hasta ahora.

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