Maula moroso, por @ArmandoMartini

Maula moroso, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Por si fueran pocas las vergüenzas, ahora se suma otra que, desde fines del siglo XIX, primeros del XX habíamos tenido, ser tachados de maulas mala paga. En aquellos tiempos Estados Unidos, con poder en crecimiento, intercedió, sacando de puertos y aguas a cobradores compulsivos, armados, enviados por acreedores europeos, actuando como mediador para que otorgaran al presidente Cipriano Castro, facilidades para solventar una deuda que no había sido causada por él, pero que le tocó cancelar. 

Era nación de alpargata y machete, desolada por beligerancias y montoneras, escasa producción rentable, más allá de cueros y plumas de garzas. Desde entonces trascurrieron décadas, dictadores militares y presidentes civiles. Cambió el país, creció el petróleo y Venezuela se enriqueció por la fuerza de la tierra y empeño venezolano, de españoles, italianos, portugueses y otros venidos del mundo. Nos convertimos en la potencia petrolera, moneda fuerte y el “ta´barato, dame dos”.

La democracia venezolana, había llegado a ser ejemplo, guía de América Latina. Pero los partidos políticos traspapelaron su rol, malbarataron la confianza, desperdiciaron el afecto ciudadano, y, perdiendo conexión se fueron debilitando. La economía se complicó, la moneda perdió poder. Sin embargo, seguían funcionando, con pequeños ajustes podrían enderezarse y adaptar; pero prefirieron otra muerte. 





Entre tanto, la conspiración larga, planificada y discutida finalmente emergió. Derrotada en lo militar, mal manejada en lo político y sus cabecillas puestos en libertad, el ciudadano se dejó engañar con promesas por incumplir de caudillos por mandar, y el chavismo se adueñó del poder en olor de multitudes. El venezolano se equivocó, escogió mal, de la fortaleza gerencial y administradora, le procuró oportunidad a un oficial de rango teniente coronel por decisión de necios, estúpidos e inocentes generales y no por mérito propio. 

Adornado con simpatía, ataviado de cordialidad y entrenado en el hablar, el fracasado comandante fue a Cuba para dejarse envolver por las atrocidades y truculencias de Fidel Castro igualmente fracasado en economía y prosperidad para su pueblo, con mano de hierro y cárceles atiborradas con quienes disentían de sus disparates, desaciertos y testarudeces, pero ávido de la riqueza venezolana que siempre envidió. El joven ignaro era sociable, campechano y jodedor, pero carecía de la formación y suspicacia necesaria para no dejarse seducir por el sinvergüenza y campeón mundial de las trampas; en un Aula Magna universitaria repleta de asistentes llevados con órdenes de aplaudir, lo cercó, engrandeció el ego y acrecentó la estulticia. A La Habana viajó un lozano conspirador hediondo de arañitas de su abuela, extensiones llaneras y comida cotidiana, para regresar como súbito sumiso y disciplinado castrista convencido.

Sin recrear la historia completa, sólo para recordar que el régimen de Chávez comenzó con dos señales contrapuestas: el aumento internacional del precio del barril de petróleo que no se debió a él sino al mercado, y el derrumbe letal del cerro Ávila que descoyuntó a un pueblo desconcertado y nunca fue arreglado del todo.

Repleto de dinero gracias al petróleo cuya estructura se encargó de ir desbaratando, se sintió rey del mundo, su majestad divina y enloquecido expropió aquella economía para sustituirla sólo por fracasos y olvidos. Murió de cáncer y como error final pidió encumbraran a Maduro, que recibió un país en caída libre. Y ha tenido la frialdad, capacidad, o suerte de irse aferrando cada día más al poder, pero es lo que ha hecho, Chávez y él con ayuda de políticos y militares, sin tener la menor idea de economía y administración de un país.

Hasta que llegamos, a una dictadura incapaz de pagar sus deudas entre las creadas por Chávez y descuidadas por Maduro. Que miente a los ciudadanos, logrando el milagro de perder popularidad y respeto, de tolerar la corrupción y el bandidaje, permitiendo la presencia y acción de extranjeros y ahora, además, se le quite a Venezuela el derecho de hablar porque ha dejado de pagar cuotas a la organización de Naciones Unidas. No es mucho lo que sirve, pero es obligación que honrar. 

Y otra humillante vergüenza que se vislumbra, la preparan los socios Psuv-Mud, para justificar la Ley de Amnistía, esperando tiempo de tequila, oportunidad, conveniencia y autorización. Ley de Impunidad, conmutación y perdón para la ilegalidad, corrupción, abuso y arbitrariedad, invasión, destrucción de bienes; secuestro, narcotráfico, extorsión, y un sinfín de etcéteras, en abierta complicidad con el crimen y bandas organizadas, todo condicionado al levantamiento de sanciones que son la clave. Sin embargo, a pesar de ruegos y suplicas, la Casa Blanca no está convencida.

Es la desvergüenza hecha política de Estado. Aberración entre mafias que componen el statu quo. El establishment.

@ArmandoMartini

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