Un ensayo de un coro en una iglesia de los Estados Unidos. Tres familias no relacionadas en un restaurant en China. Trabajadores de una planta de procesamiento de carne en Alemania. Una jornada de trabajo en las oficinas de una empresa de call center en Corea del Sur. Clases en una escuela de Israel. Una Fiesta de Navidad organizada por una empresa en Noruega. Un vuelo en clase Business en avión por muchas horas. Son actividades diferentes que ocurrieron en diversos países desde hace dos años, pero todas tuvieron el mismo desenlace: hubo un supercontagio de COVID-19.
Por infobae.com
Fueron encuentros en espacios cerrados que han sido estudiados por grupos de científicos de varias instituciones y aportaron pruebas de que el coronavirus se puede transmitir por el aire compartido aunque las personas estén a una distancia mayor a dos metros. Ahora, un equipo de investigadores de los Estados Unidos, Argentina, Italia, Holanda, Reino Unido y Estonia, Australia y China revisaron todos los detalles de esos estudios y pudieron validar un modelo de propagación que permite estimar cuál es el riesgo de contagio de los espacios por ocupar. El estudio fue publicado en la revista especializada Environmental Science & Technology.
El coronavirus que causa la enfermedad COVID-19 se transmite principalmente por el aire. Una posibilidad es cuando una persona inhala el aliento de otra persona que tiene la infección y está cerca. Otra posibilidad es cuando alguien comparte la misma habitación durante un período de tiempo con una persona con el COVID-19 (que puede no tener síntomas) aunque no estén muy cerca. Incluso la propagación puede producirse hacia otras habitaciones.
El equipo de científicas y científicos liderado por el doctor en química ambiental José Luis Jiménez, de la Universidad de Colorado Boulder en los Estados Unidos, se puso a analizar los encuentros en lugares cerrados que dieron lugar a supercontagios.
Los casos de supercontagio han sido claves para que la pandemia aún continúe a más de dos años de su inicio. Entonces, los investigadores estudiaron los eventos de supercontagio que ya hay reportados en revistas científicas y probaron si un modelo de transmisión aérea se ajustaba.
Uno de los supercontagios analizados ocurrió en Estados Unidos, Aunque ya había casos de COVID-19 en los Estados Unidos, los líderes del coro Skagit Valley Chorale, en Washington, decidieron convocar a un ensayo para el 10 de marzo de 2020. Fueron solo 61 de los 120 cantantes que formaban el coro y que compartieron el aire dentro de una iglesia. A los pocos días, se encontró 53 de los asistentes se habían contagiado el virus. Dos de los cantantes murieron. El supercontagio fue a partir de una sola persona infectada que compartió el lugar durante más de dos horas con los otros.
El 24 de enero de 2020, tres familias que no estaban relacionadas fueron a comer a un restaurant en Guangzhou, China. Dos familias eran residentes sin antecedentes de viajes. Una persona de la familia A dijo haber experimentado el inicio de los síntomas de COVID-19 el 24 de enero, y las grabaciones de video del restaurante muestran que las tres familias estuvieron sentadas en mesas a lo largo de la ventana exterior. Ninguno de los camareros del restaurante ni los 68 clientes restantes distribuidos en otras 15 mesas se infectaron.
Diez de las personas que formaban parte de las tres mesas se contagiaron. Y los científicos estudiaron el caso que forman parte de Centro Provincial de Guangdong para el Control y la Prevención de la Enfermedad y otras instituciones, encontraron la escasa ventilación del lugar facilitó que se produjera el supercontagio.
En Vietnam, investigadores del Instituto Nacional de Higiene y Epidemiología, estudiaron la transmisión del coronavirus durante un vuelo en avión. Se investigó un grupo de casos entre los pasajeros de un vuelo comercial de 10 horas. Las personas afectadas fueron los pasajeros, la tripulación y sus contactos cercanos. Rastrearon a 217 pasajeros y tripulantes hasta sus destinos finales, los entrevistaron, les hicieron testeos y los pusieron en cuarentena. Entre las 16 personas en las que se detectó la infección, 12 eran pasajeros sentados en clase “Business” junto a la única persona que tenía síntomas. La proximidad de los asientos se asoció fuertemente con un mayor riesgo de infección.
En Alemania, se detectó un brote que hubo en trabajadores de una planta procesadora de carne en mayo de 2020. Los científicos demostraron que las condiciones ambientales promovieron la transmisión viral de una sola persona a más del 60% de los compañeros de trabajo en una distancia de 8 metros. “Nuestros hallazgos indican que una distancia física de 2 metros no es suficiente para prevenir la transmisión en condiciones ambientales como las estudiadas en la planta. Se requieren medidas adicionales como la mejora de la ventilación y el flujo de aire, la instalación de dispositivos de filtrado o el uso de máscaras faciales de alta calidad para reducir el riesgo de infección”, escribieron los investigadores del Centro Helmholtz de Investigación en Infecciones, en Alemania.
En Corea del Sur, también hubo un supercontagio en una empresa de call center. De las 1.143 personas a las que se les realizó la prueba de COVID-19, 97 tenían el virus. De ellos, 94 trabajaban en un centro de llamadas del piso 11 con 216 empleados.
“Nuestro estudio contribuye con dos aportes importantes”, dijo a Infobae el científico español José Luis Jiménez, investigador en química ambiental en la Universidad de Colorado Boulder en los Estados Unidos. “Demuestra claramente que los casos de superpropagación del COVID-19 son por transmisión aérea en aire compartido dentro de una habitación. Si fuera por superficies o por gotas pesadas no tendría por qué seguir un modelo que es solo de transmisión por el aire”, agregó.
El otro aporte de la investigación es que “simplifica el riesgo de infección rigurosamente a un sólo número: el parámetro de riesgo de infección. Ese parámetro se puede calcular para cualquier habitación y la actividad que se realice allí. Permite identificar rápidamente cuáles son las habitaciones que tienen más riesgo de supercontagio”, señaló el doctor Jiménez.
El científico destacó un supercontagio reciente que no fue incluido en el paper que publicaron. En enero pasado, se encontró que al menos 50 personas en la capital de Noruega y sus alrededores tenían la variante Ómicron del coronavirus. Todos son casos que están relacionados con una fiesta de Navidad que organizó una empresa en un restaurante de Oslo. “Ese encuentro en un ambiente cerrado fue la causa del 75% de los casos actuales en enero en ese país”, remarcó Jiménez.
Por su parte, Andrea Pineda Rojas, investigadora del Conicet y del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), una de las coautoras del trabajo con Jiménez como así también Emilio Kropff, de la Fundación Instituto Leloir, dijo a Infobae: “Nuestro trabajo combina dos modelos que son ampliamente utilizados (el modelo de caja y el modelo de Wells-Riley) para obtener un parámetro de riesgo relativo que incluye los efectos de los barbijos, la actividad que están realizando las personas, el tamaño de la habitación y la ventilación”.
“Estimamos los valores de este parámetro para distintos brotes y el modelo reproduce bastante bien la tasa de ataque en función de este parámetro. De esta forma, el modelo se puede usar para estimar la probabilidad de contagio en ambientes cerrados en distintas condiciones como la tasa de ventilación o el uso de barbijos, entre otras. También obtenemos un valor umbral para ese parámetro a partir de cual se observan brotes”, especificó Pineda Rojas, quien es parte de la campaña Ventilar del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina. Los científicos pusieron disponible y gratis el estimador del riesgo de contagio del coronavirus. Sirve para calcular si un lugar cerrado tiene la suficiente ventilación para prevenir los contagios.
Hoy se sabe que es mucho más probable contagiarse el virus en un espacio interior que en el exterior (aunque si dos personas hablan cerca al aire libre también pueden contagiarse). Por eso, los científicos recomiendan hacer la mayor cantidad de actividades sociales al aire libre como reuniones de familia, trabajo, y escuelas. Si se hacen en espacios cerrados, hay medidas de prevención para adoptar.
Además de la vacunación contra el COVID-19, se necesita una ventilación cruzada y permanente de los ambientes, el uso adecuado de los barbijos, el lavado de manos, el distanciamiento de 2 metros, entre otras.
Según informaron el viernes los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, el uso de cualquier tipo de mascarilla en interiores se asocia a una protección significativamente mayor frente al coronavirus. Destacaron que las mascarillas N95 y KN95 de alta calidad son las que ofrecen más posibilidades de evitar la infección.
En entornos públicos interiores, las mascarillas quirúrgicas reducen las posibilidades de dar positivo en un 66%, según los CDC. Las mascarillas N95 y KN95 de alta calidad, que cubren el rostro de forma ajustada y que suelen llevar los trabajadores sanitarios, reducen las probabilidades de infección en un 83%.