En un botadero de basura han convertido una de las curvas de la transitada carretera Trasandina por el municipio Rangel del estado Mérida dónde escombros, desperdicios, y latas viejas adornan el paisaje.
Por Jesús Quintero La Patilla
La falta de consciencia ciudadana y preservación del medio ambiente ahora adornan el paisaje de quienes transitan por la concurrida vía de comunicación desde la ciudad de Mérida con los estados Barinas y Trujillo.
Entre los frailejones, especie de vegetación propia de este páramo merideño, a más de 2.800 m.s.n.m. se deja entrever en una curva específica del recorrido, restos de colchones viejos, desperdicios de frutas y vegetales en costales de nylon, hasta escombros y cualquier otra cantidad de desperdicios que atentan contra el equilibrio del ecosistema.
Lugareños ven con preocupación esta situación, que aunque ya se han hecho jornadas de saneamiento del lugar; existe el comportamiento repetitivo de contaminación del ambiente de parte de personas inescrupulosas que buscan dañar el ecosistema, sin medir las consecuencias y el impacto negativo a largo plazo sobre la flora y la fauna del páramo andino.
Comerciantes, representantes de servicios turísticos y residentes de la zona del páramo merideño hacen el llamado a los sectores involucrados (Alcaldía, Gobernación del estado Mérida, al Instituto Nacional de Parques-Inparques y lugareños) a unir esfuerzos y trabajar en el saneamiento del lugar, a fin de evitar un daño mayor de impacto negativo que perjudique el equilibrio del ecosistema natural del páramo.