La relación del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador con España no es precisamente buena, y está llena de choques y desplantes. El último este miércoles, cuando pidió una “pausa” en los contactos con Madrid para pasar página a una etapa en la que, según el mandatario, autoridades y empresas españolas se han aprovechado del país norteamericano. “Eran como dueños de México”, sostuvo, al mismo tiempo que añadía que ahora “no es buena la relación”.
EMILIO ORDÍZ // 20 MINUTOS
Por lo tanto plantea “hacer una pausa”, alegando que es lo que “conviene” a las dos partes. “A lo mejor ya cuando cambie el Gobierno ya se restablecen las relaciones y yo desearía que cuando ya no esté aquí, no fuesen igual a como eran antes”, sentenció. Eso sí, no habla de romper las relaciones diplomáticas sino de “darse un tiempo”.
Además, Obrador cargó contra las empresas españolas en el país. Puso el foco por ejemplo en las supuestas malas prácticas, entre ellas Repsol, favorecida a su juicio durante el mandato presidencial de Felipe Calderón. Cuestiona, en concreto, la concesión de un contrato para extraer gas en la Cuenca de Burgos, pagado a precios “elevadísimos” y sin resultados. “Al final se llegó a extraer menos gas que el que extraía Pemex cuando no había entregado el contrato”, dijo. Y repitió sus continuas referencias al pasado: “Nos saqueaban”.
“Les faltó humildad”
Ya en julio del año pasado Obrador criticó duramente el papel de España en lo que él llamó “la conquista” de América. “Que por qué tenían ellos que pedir perdón, con mucha arrogancia, se olvidan de que el poder es humildad”, expresó, cruzando de nuevo reproches con Madrid. Es más, llegó a enviar una carta al rey Felipe VI a este respecto sobre la que el presidente azteca dijo que “ni se habían dignado a contestar”.
“Les planteamos que son tiempos de reconciliación para ver hacia el futuro. No condenando solo el autoritarismo, el robo, el saqueo a México, sino también reconociendo lo que se aportó de España y de Europa a nuestro país”, sostuvo entonces Obrador, que nunca ha llegado a encauzar del todo las relaciones con Moncloa pese a los esfuerzos recientes que ha hecho el ministro de Exteriores, José Manuel Albares.
Y también entonces centró otras de sus críticas en el sector empresarial. “Se abusó en el período neoliberal y se cometieron actos de corrupción por parte de empresas españolas”, espetó, y llegó a poner ejemplos. “Tenemos casos como el de Repsol, con contratos jugosísimos, muy buenos para ellos, muy malos para la hacienda pública de México, el caso de OHL, también preferida por el Gobierno”, terminó diciendo Obrador.
“Amor y paz”
En esa tensión tuvo un encontronazo muy sonado con el expresidente del Gobierno José María Aznar. “Pero usted, ¿cómo se llama? Andrés Manuel López Obrador. Andrés por parte de los aztecas, Manuel por parte de los mayas, López es una mezcla de aztecas y mayas… y Obrador, de Santander”, dijo Aznar con sorna para responder a las referencias de Obrador a la “conquista”. Y tuvo que ser el líder mexicano el que entonces tratara de calmar el ambiente. “Amor y paz”, sostuvo, sin dar más importancia a las referencias de Aznar.
“Nosotros respetamos mucho al pueblo español, es un pueblo trabajador, honesto, y si hay diferencia tiene que ver con las autoridades, no con el pueblo de España”, expresó. Y es que precisamente los contactos con las autoridades en los últimos tiempos han sido de todo menos positivas. Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en una china en el zapato de España casi cada vez que habla.