El reloj marcaba las 11 de la mañana y los jóvenes peloteros se preparaban uno tras otro con pelota y bate en mano. No importaba la edad, todos tenían el mismo objetivo: impresionar al grandeliga Melvin Mora en la evaluación y filtro de la división one que se realizó en San Diego, estado Carabobo.
Por Corresponsalía lapatilla.com
Bajo el sol inclemente, Mora caminaba, con un bate negro en la mano, de un lado al otro en el terreno del Complejo de Béisbol Bob Abreu, observando con detenimiento a los lanzadores y receptores que buscaban lucirse en los tiros a las bases, mecánica y velocidad de lanzamientos, entre otros aspectos, con el propósito de ser captados por alguna organización de Grandes Ligas.
El compromiso marcó la pauta. Durante siete horas continuas, el grandeliga nacido en Agua Negra, estado Yaracuy, no se movió del terreno. Al menos en tres ocasiones estuvo pendiente de que le hicieran mantenimiento al campo, felicitaba con un apretón de manos a los jugadores evaluados durante el tryout, además no perdía la atención hacia su esposa Gisel, quien estaba sentada en las gradas.
La presencia de Melvin Mora e instituciones deportivas norteamericanas renuevan las esperanzas de nuevas oportunidades al béisbol criollo. “El evento tiene intención de darle oportunidad a los muchachos para buscar la manera de que ellos sientan otra vez que alguien los está mirando. Había muchos prospectos, mucho talento y estaba Prospect Select Baseball de Estados Unidos. Ya hoy se llevan a algunos peloteros para EEUU”, señaló Mora en entrevista exclusiva para La Patilla.
Para el pelotero que le regaló 15 temporadas y tres campeonatos a los Navegantes del Magallanes, ayudar en la formación de las generaciones de relevo se convirtió en su prioridad. Comentó con orgullo que desde Melvin Mora Academy y Latino America Prospect League, organización que preside, se enfocan en hacer realidad, por medio de la preparación, constancia y esfuerzo, el sueño de muchos jóvenes beisbolistas. De su academia han salido talentos como el lanzador de los Astros de Houston, el venezolano Luis García.
Fue en 2004 cuando se consolidó uno de los proyectos más anhelados del pelotero: la Fundación Melvin Mora, dedicada a brindar apoyo a jóvenes deportistas e instituciones.
Al inicio de este año, los estudiantes de la Universidad de Carabobo (UC) recibieron una noticia que causó revuelo a escala nacional: arrancó un plan de recuperación de la flota de autobuses de la universidad, tras la firma del convenio con la fundación del grandeliga Melvin Mora y la ayuda del exjugador de baloncesto, Allison García.
“Comenzamos a recuperar las unidades de transporte para todos nuestros estudiantes”, fue el mensaje que publicó Mora en su cuenta en Instagram el pasado 9 de enero. El director central de transporte de la Universidad de Carabobo, Juan Daniel Carreño, informó a La Patilla que la primera fase del proyecto contempla la recuperación de cinco unidades y una buseta. En un año, estiman poner en funcionamiento unos 30 autobuses.
La medida beneficiará inicialmente a estudiantes, profesores, trabajadores administrativos y obreros del campus Bárbula, ubicado en el municipio Naguanagua. Luego, los alumnos de la UC del núcleo La Morita en Aragua, y San Carlos, podrán hacer uso de las unidades.
“Toda la vida fui magallanero”
Una pelota ha ocupado el rol protagónico en la vida de Melvin Mora, aunque inicialmente esta no era de béisbol, sino de fútbol.
“Prácticamente no jugaba, jugaba fútbol y Walter Rodríguez tuvo que ver con lo que fue mi carrera en béisbol, donde me metió en su equipo aquí en Valencia, de ahí empecé a jugar pelota y aquí estoy”, recordó.
Mora se estrenó en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) con 19 años de edad, cuando ingresó al equipo de la Nave Turca durante la temporada 1991 – 1992.
Poco a poco, el oriundo de Agua Negra se fue abriendo espacio y tomó importancia en el esquema de compromiso de los azules.
Al consultarle sobre el juego más satisfactorio, respondió tajantemente: La final Caracas – Magallanes de la temporada de 1993-1994, donde los turcos resultaron campeones. En ese chance, Mora tuvo una de sus jugadas más emblemáticas cuando se lanzó de cabeza para atrapar el tablazo de Omar Vizquel y así evitar que los Leones del Caracas se fueran arriba.
“Yo toda la vida fui magallanero. Pero sigo queriendo a todos los fanáticos venezolanos independiente del equipo al que vayan, somos venezolanos y eso es lo que importa”, afirmó con una sonrisa en el rostro.
El criollo llegó a Grandes Ligas en 1999 con los Mets de Nueva York, alineado como octavo bate y campocorto. En su paso por el equipo, jugó en casi todas las posiciones del terreno.
Su estadía en la Gran Manzana finalizó en la temporada del año 2000, cuando los Mets de Nueva York lo enviaron a los Orioles de Baltimore, junto a otros dos jugadores, a cambio de un campocorto.
En Baltimore permaneció hasta 2009. Luego, en 2010 jugó con los Rockies de Colorado y en 2011 en Arizona Diamondbacks. Fue en 2015 cuando la organización Orioles de Baltimore reconoció la trayectoria del pelotero por el equipo y lo exaltó a su Salón de la Fama.
Mora reconoce que sin el apoyo de su familia, no hubiese logrado escalar en su carrera hasta convertirse en una leyenda del béisbol. “Primeramente Dios que me puso la bendición de jugar Grandes Ligas y llegar al Salón de la Fama también, pero tengo muchos familiares, mi esposa fue una de las pioneras, mi mamá, mi hermana, todos ellos también y eso es importante mencionar”, destacó.
Actualmente, Mora con 50 años de edad es agente de peloteros que anhelan convertirse en los próximos grandeligas venezolanos.
“Me falta mucho por dar, me falta mucho por ayudar, sobre todo a estos muchachos que están confiando mucho en nosotros para darle lo que a mí me dieron cuando necesitaba y creo que llegó el tiempo de darle a ellos”, expresó mientras esbozaba una sonrisa a los beisbolistas que lo esperaban con una pelota y bolígrafo en mano, con la ilusión de que la leyenda del béisbol les estampara su firma.