Asociaciones católicas y de víctimas de abusos exigieron hoy la apertura de una investigación independiente sobre los casos de abusos a menores en la Iglesia católica en Italia, uno de los pocos países en Europa donde no se ha tomado ninguna iniciativa para esclarecerlos y resarcir a las víctimas.
En una rueda de prensa, las asociaciones de víctimas de los abusos por parte del clero y algunos movimientos católicos anunciaron la creación de un consorcio para exigir “una investigación independiente liderada por una persona de gran capacidad” para la “que se abran todos los archivos de diócesis y conventos y monasterios”.
Asimismo, se anunció que el semanario italiano “Left” publicará este viernes la primera base de datos con los nombres de sacerdotes condenados o investigados por abusos a menores y que se irá actualizando.
Para la base de datos se partirá del archivo de la asociación Rete L’Abuso, fundada en 2010 por Francesco Zanardi, víctima cuando era niño de un sacerdote de Savona y quien hizo el primer mapa de delitos de pederastia en las diócesis italianas, del que “surge que al menos 360 sacerdotes han sido denunciados en los últimos 15 años”, explicó el activista durante la rueda de prensa online.
Entre los participantes había varias víctimas que relataron el drama que vivieron y siguen viviendo, al tiempo que denunciaron la total inacción de la Iglesia, que además “es incapaz de afrontar el problema”.
“Soy hijo de un cura pederasta”, se presentó Erik Zattoni, 40 años, de Ferrara, quien añadió: “Mi madre fue abusada por don Pietro Tosi” y “nunca obtuvo justicia”, antes de lamentar que “han pasado 30 años, 3 papas, varios prefectos de la Congregación de la Doctrina de la Fe (que se ocupa de las investigaciones) y nunca se hizo nada”.
Zattoni reveló con 33 años el caso de su madre, quien a los 14 fue violada por el párroco de una localidad de Ferrara y sequedó embarazada,.
Contó que, tras denunciar al obispo, sólo recibió amenazas: la expulsaron de la casa donde vivían que pertenecía a la Iglesia y después en el proceso legal, aunque el abuso había prescrito, se reconoció que Erik era hijo de Don Tosi, pero “el párroco siguió hasta su muerte haciendo su trabajo”.
Cristina Balestini, que es madre de una víctima, participa ahora en la asociación “Victimas y Familia” y ayuda escuchando a las víctimas que acuden a ellos.
“Solo quien ha pasado por esto puede comprender lo que sufre una familia con este drama. Lo que no emerge de un abuso es el peso que lleva la víctima, el malestar, el estrés postraumático que sufren todos, aunque no haya un diagnóstico, que les condiciona el presente y su futuro”, dijo.
Según Balestini, “la iglesia es el organismo al que se han dirigido las víctimas y donde han constatado que no es capaz de afrontarlo. Ni en los tribunales canónicos se protege a las víctimas, sino al contrario, y en los tribunales civiles, también la Iglesia defiende siempre al cura”.
Ludovica Eugenio, directora de la agencia católica Adista, denuncia que mientras otros países se han ido movilizando, en Italia “nada de esto ha sucedido, es el único país en el que ni la Iglesia, ni las instituciones han hecho una investigación ante un fenómeno que se descubrirá difusísimo, y sería el primer paso para dar justicia a las víctimas, pero también a la comunidad cristiana y los ciudadanos”.
“Por eso, las asociaciones cristianas han decidido trabajar juntas para pedir un cambio de mentalidad y (…) prescindir del daño de la imagen y tomar responsabilidades, de escuchar a las víctimas y de resarcirlas”,añadió.
“Nos dirigimos a nuestra Iglesia y pedimos a la conferencia episcopal una investigación independiente sobre los abusos”, que sea dirigida “una persona de gran capacidad junto a profesionales” y que llegue a donde sea “necesario: que se abran todos los archivos de diócesis y conventos y monasterios”, dijo Paola Lazzarini, presidenta de la asociación “Donna per la chiesa”.
Zanardi, presidente de Rete L’Abuso, afirmó que “Italia es una anomalía en el panorama mundial” y que “los datos de Francia deberían asustar al Gobierno italiano” pues Italia tiene 3.000 sacerdotes más que Francia, pero hay “una total resistencia” a abrir una investigación, “también desde las mismas instituciones y la magistratura”.
“Una comisión interna de la Iglesia da poca confianza” y tendría que ser externa, añadió el activista, destacando que hay “23 clínicas en las que se cuida a los sacerdotes pederastas, pero ni siquiera una que de asistencia a las víctimas”.
EFE