La adicción al juego Free Fire puede ser perjudicial e incluso mortal. El popular juego ha cobrado algunas víctimas en el mundo y otras personas, en su mayoría jóvenes y adolescentes se quisieron suicidar.
Por La Hora
Hasta una clínica privada de Guayaquil fue trasladado Byron (nombre protegido), de 16 años de edad.
Se encuentra interno desde la noche del domingo anterior cuando sus parientes más cercanos optaron por llevarlo desde El Empalme (Guayas), cantón en el que residen desde hace 20 años.
El joven, según versiones de una tía, tomó diésel, como señal de rebeldía pues sus padres le quitaron el teléfono celular, le apagaron la red wi fi, le prohibieron el contacto con cualquier otro dispositivo y que salga de la casa.
“Pasaba día y noche jugando, como tres veces lo encontraron en la madrugada jugando, no quería dormir, no le daba apetito y mucho menos ir al colegio y peor estudiar (…) por eso mi hermana le quitó el celular”, dijo la mujer.
Hechos
Cerca de las 10:00 del domingo anterior Byron jugaba como todos los días Free Fire, ya su madre le había llamado la atención por varias ocasiones e incluso aún no desayunaba.
Impaciente, la fémina le quitó el dispositivo y lo encerró en el cuarto, en un momento de descuido, el joven salió y bebió diésel que se hallaba en una poma.
Minutos después aparecieron los primeros síntomas (dolor abdominal, tos, diarrea, mareos, entre otras molestias), por lo que se vio obligado a contar lo que había hecho.
En el carro de la familia y aprovechando que un cuñado estaba de visita lo movilizaron hasta una clínica privada en la vía Guayas, pero la desesperación era más grande y al ver que no presentaba una rápida mejoría, tomaron contacto con una tía que gerencia una casa de salud particular en el ‘Puerto Principal’ y lo llevaron hacia allá, está previsto su alta médica para mañana.
“No avisamos ni a las autoridades ni a nadie, todo se lo hizo rápido, mi sobrino ya está casi fuera de peligro, pero se decidió dejarlo un día más”, agregó.
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