Momentos difíciles y fuertes ha tenido que pasar una pareja de venezolanos, que intentaron llegar hasta los Estados Unidos, pero fueron deportados. Ahora se encuentran en Panamá sin trabajo y en espera de un bebé.
Por elsiglo.com.pa
Habían llegado hasta México y fueron deportados a Guatemala. Hicieron su recorrido desde Venezuela hasta Colombia vía Cúcuta, luego llegaron a Panamá atravesando el “Tapón de Darién” para seguir su camino por Centroamérica hasta llegar a México, donde no pudieron seguir más.
Según narra el diario El Venezonalo de Panamá, esta pareja decidió regresar hasta llegar a Panamá, lugar donde quieren permanecer amparados con algún estatus temporal que les permita tener su hijo en tierras panameñas y lograr la estabilidad necesaria para dejar atrás los días pesados por los que han atravesado.
Cuentan que en Guatemala quedaron sin documento y sortearon suerte hasta llegar a Paso Canoas (frontera entre Panamá y Costa Rica).
Llegaron a este país a finales del año 2021. Se quedaron en la ciudad de David, provincia de Chiriquí todo el mes de enero, donde agradecen toda la ayuda brindada de los lugareños, ya sea en comida o alojamiento.
“Nuestro objetivo era Estados Unidos, pero no se logró. Ahora que estamos en Panamá queremos trabajar para quedarnos acá y seguir con nuestras vidas. Regresar a Venezuela no es una opción porque todos saben las condiciones en las que se encuentra el país”, manifestó Reimi Eduardo Parra al diario El Venezolano de Panamá.
La situación de esta pareja los obligó a ubicarse este lunes 14 con un cartel en una calle de Punta Pacífica para pedir donaciones de alimento, dinero o trabajo.
El cartel decía: “Hola amigos de Panamá, somos una familia de venezolanos y estamos en situación crítica, no tenemos apoyo de nadie y con mi esposa embarazada. Apóyanos con lo que salga de tu corazón así sea alimento, una moneda o trabajo. Gracias que Dios te bendiga”.
Desde principios de febrero se encuentran en la ciudad de Panamá. Narran que tuvieron que dormir cinco días en la terminal de buses de Albrook y hasta hace pocos días les consiguieron una habitación en el distrito de San Miguelito.
Este joven de 32 años de edad comenta que le han ofrecido trabajo, pero al no contar con documentos no logra entrar.
Ha tenido que vender chocolates en los semáforos. Cuenta que le ha sido difícil, porque los demás vendedores ambulantes le recalcan que está robándole el puesto o los clientes.