Además de desplegar otra demostración de sus dos pies izquierdos en un baile con “Cilita, la bonita”, Nicolás Maduro lució este viernes 18 de febrero una gorrita de gusto reservado ante las cámaras de la televisora estatal. Pese a que el accesorio ocultó sus cada vez más numerosas canas, lamentablemente no le sirvió a “Súper Bigote” para esconder su cinismo.
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No por casualidad Maduro optó por vestirse con una camisita blanca, de una brillantez digna de un comercial televisivo, que contrastó con la opacidad de su discurso.
En cuanto a la ya mencionada gorra, con patrones alusivos al camuflaje militar, destacaba el mensaje “Gobiernos Comunitarios”, una quimera ideológica que ni el propio Maduro entiende y que cada vez engaña a menos incautos seguidores del fallecido Hugo Chávez.
El punto cumbre del “cara ‘e tablismo” emergió cuando el vocero chavista reiteró su liviana y fingida crítica a la evidente corrupción que se pasea por las filas del Psuv y más allá.
Tras comentar que hay muchas fallas producto del “bloqueo de Estados Unidos”, Maduro admitió que también “existen muchos problemas creados por el desgaste que genera el burocratismo y la corrupción de funcionarios que están al frente de cargos y no le cumplen al pueblo”.
Sin verse en el espejo, ordenó: “Hay que ir por ellos, estén donde estén. Mano de hierro al burocratismo, a la corrupción, a la indolencia, a la irresponsabilidad”.
Para concluir su dramatización, Maduro lanzó otra vez su promesa incumplida: “Cambiar todo lo que haya que cambiar en Venezuela, en función de la vida del pueblo y apuntalar a nuestro país”.