La Unidad Integral de Diálisis en Maracaibo comenzó 2022 de luto: en lo que va de año, cinco pacientes han muerto. La falta de un médico nefrólogo en el equipo de salud que los atiende influyó en este desenlace fatal. En diciembre de 2021, el especialista partió de la entidad en busca de un mejor futuro.
Corresponsalía lapatilla.com
Marcial Ramírez es paciente renal y tiene 42 años de edad. Desde hace tres años, clama por un trasplante de riñón. Sufrió una Accidente Cerebro Vascular (ACV) por caminar más de 8 kilómetros interdiario para asistir a su sesión de hemodiálisis.
Así como Marcial, cientos de venezolanos esperan un nuevo riñón. Y es que desde hace seis años se paralizó el trasplante de órganos en el país. Ramírez desde 2018 fue diagnosticado con una deficiencia renal. Ingresó al Centro de Diálisis “Fresenius Care”, conocido popularmente como “Centro El Sol”, donde los pacientes, entre otras cosas, piden que el servicio de agua sea fijo en la zona.
A Marcial lo esperan en casa, su madre y su pequeño hijo de cinco años. Llorando dijo que se siente sin fuerzas para seguir. No puede trabajar por sus condiciones de salud.
“Mi hijo es el motor que me impulsa a seguir adelante. Ser paciente renal en este país es un suplicio. Ahorita estamos a la buena de Dios. En el centro no llega agua y debemos de hacer maromas para comprarla. No todos tenemos 3 dólares a diarios para contribuir con la cisterna”, dijo.
Ramírez pide a las autoridades mayor atención a los pacientes renales. Dijo que para él es imposible reunir 35 dólares para un catéter que requiere con urgencia. Acotó que cada paciente tiene una condición distinta.
El señor Ramírez vende “tetas” (helados) en su casa para obtener el dinero que le permitirá pagar los pasajes. Tres veces por semana debe acudir a dializarse. Su hermano que está en Chile, lo apoya con los alimentos, pero es insuficiente.
Cada mañana le pide a Dios no “quedarse” en el camino, como le ha pasado a muchos de sus compañeros. Recuerda a la joven de 16 años Alis Gabriela y a Mauricio de 35 años, ambos murieron el año pasado a la espera de un trasplante. Confesó que ha tenido la muerte cerca en varias ocasiones.
El miedo a morir
Un paciente renal debe recibir, al menos, cuatro horas de diálisis tres veces a la semana para mantener controlados los líquidos y las toxinas de la sangre. En Maracaibo, las sesiones se reducen a tres o dos horas por la falta de agua.
Bittsy Luque es hija de una paciente renal. Desde hace 12 años su mamá vive una travesía hacia la muerte, así lo califica Bittsy. En la Unidad de Hemodiálisis “El Sol” se atienden 130 pacientes. No hay cupo para más personas, y tristemente para que alguien pueda ingresar, debe esperar a que uno de los pacientes muera.
En este centro de hemodiálisis hay 24 máquinas operativas. Antes funcionaban 30, pero 6 se dañaron, por lo que atienden tres turnos por día. Para el funcionamiento de la unidad a diario necesitan 30.000 litros de agua. El agua potable es un requisito indispensable para la hemodiálisis, así como también mantener limpios los filtros y las plantas.
Denunciaron que el bombeo de agua en el sector es irregular. Una vez más hicieron un llamado a Hidrolago a priorizar el servicio en los puntos donde funciona el centro de diálisis.
“No me toques ese bolero, porque lloró. El agua es vital para las hemodiálisis. La verdad es que se necesitan 30.000 litros, pero no podemos cumplir esa cuota y llegamos a 20.000. No podemos hacer más de lo que hacemos, hemos agotados todas las vías. Siempre hay una pata floja en el centro”, denunció Luque.
Mencionó que aún hay gente de buen corazón en Venezuela. “Tenemos un ángel que se llama el señor Camejo, quien se conduele de nuestra necesidad y nos regala 10.000 litros a la semana. Nos vende por 25 dólares otros 10.000 litros, mientras otros nos piden 40 dólares”.
El régimen chavista solo aporta los kits para las hemodiálisis, a través del Instituto Venezolano del Seguro Social (IVSS). El pago del personal médico lo cubre la empresa que administra el centro. Los daños y reparación se resuelven con autogestión.
“Hacemos todo el esfuerzo para que el centro no deje de funcionar. Hay gente muy humilde que no acude a las diálisis por no tener para los pasajes. Eso nos parte el alma. Los que medio tenemos, hacemos un pote para comprar agua, aportar para los pasajes y darles algo a las enfermas y médicos. Cada día trae su afán en la unidad”, recalcó Luque.
Estado ausente
Cada 45 días los pacientes renales en la estación de servicio “Los Robles” pueden surtirse con 30 litros de gasolina, lo que es insuficiente, pues muchos de los enfermos ya no pueden utilizar transporte público.
“En esa bomba la maraña es grande. A nosotros no nos regalan la gasolina, la pagamos. Cómo cree el régimen que 30 litros cada mes y medio van a alcanzar para alguien que vive en San Francisco y la unidad está en Maracaibo, pero los que se ‘bajan de la mula’ con 10 dólares sí ponen gasolina todas las semanas. Es injusto. Nuestros padres tienen una condición muy crítica y lo justo es mayor cantidad de combustible”, denunció.
Katerin Graterol, familiar de un paciente renal, exigió ayuda para resolver la crisis de combustible, por los menos, para los enfermos del Zulia. Pidió se reactive la ruta que beneficiaba a los 130 enfermos que viven en los municipios Mara, Goajira, Jesús Enrique Lossada, Cabimas, San Francisco y Maracaibo.
La Comisión de Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) denunció que no hay un plan efectivo que se encargue del transporte de los pacientes renales de Maracaibo.
La Unidad Integral de Diálisis Maracaibo está en un estado crítico. El aire acondicionado está dañado y solo sirven 16 máquinas que, por cierto, están en riesgo paralizarse por las altas temperaturas que hay dentro del centro. Las filtraciones abundan, el friso de las paredes está cediendo, el agua no llega y el médico nefrólogo se fue del país.
Jorge Pérez falleció el pasado 17 de febrero. Este paciente no resistió y murió en plena sesión de hemodiálisis. “Fue una impresión muy grande. Todos nos asustamos. Cuando alguien muere es como si se fuera un familiar”, dijo un paciente.
Leobaldo Álvarez desde hace un año ingreso al programa de diálisis de la Unidad Integral de Maracaibo. Señaló que las deficiencias son muchas, pues no solo es dar los medicamentos. A su juicio urge tener un especialista que los ayude a salir de la crisis.
Álvarez mencionó que el salario que reciben los enfermeros y el médico no alcanza para nada. Dijo que colaboran con ellos en medio de sus limitaciones. Los pacientes o familiares que tienen vehículo, se organizan para buscar al personal y regresarlos a su destino. Cuando pueden, les llevan alimentos, desayuno o almuerzo.
Reconocen la vocación y solidaridad humana del personal médico, y también entienden que están mal pagados. “Pese a eso, no nos abandonan. Aún tenemos dos enfermeras, un médico general y una ingeniera que le da mantenimiento a las máquinas. Dios se manifiesta de cualquier manera con nosotros”.
En agenda parlamentaria
Es imprescindible que la faena inicie a la 7:00 am del día, porque si no es así, se reduce el tiempo de atención. Necesitan estar cuatro horas recibiendo el tratamiento, pero para que todos los citados puedan ser atendidos, se debe reducir a tres horas por paciente. De no comenzar las sesiones puntualmente, estas se reducen a solo dos horas.
El diputado de la legítima Asamblea Nacional, Julio Montoya, dijo que la situación de los pacientes renales en Venezuela es catastrófica. El Zulia no escapa de esta realidad y lamentó que los pacientes renales padezcan el deterioro paulatino de su estado de salud por las carencias en todos los sentidos.
“Uno de los grandes hechos de corrupción en el país fueron los centros de diálisis en Venezuela. Los contratos más lucrativos provenían de esta área. Los pacientes renales que acuden al Hospital Universitario deben subir siete pisos. Eso es un crimen, y muchas veces llegan y les dicen no hay agua para la terapia de hoy”.
Montoya informó que el parlamento nacional está investigando qué pasó con los recursos millonarios destinados para la construcción del Centro de Diálisis “El Moján”, ubicado en Mara. Apenas está la infraestructura y de las máquinas nadie sabe.
“Si este centro se hubiera culminado, se descongestionarían las unidades de Maracaibo y se atendería a los habitantes del norte del Zulia, pero estamos comprometidos en buscar los recursos y ponerlo a funcionar”. El parlamentario dijo que está dentro de la agenda legislativa de este primer trimestre del año, discutir el tema crítico de los pacientes renales.