La página de Leonardo González Dellán en la red social LinkedIn lo promociona como empresario y restaurador. Por otro lado, un boletín de sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo calificó en su momento de “testaferro”, un prestanombres financiero que ocultaba dinero para políticos venezolanos corruptos. Pero para el gigante bancario mundial, Credit Suisse, tenía otro apodo: cliente.
Por OCCRP / ArmandoInfo
González Dellán fue sancionado por el gobierno de Estados Unidos en 2019 por su presunto papel en la gestión de cuentas a través de las cuales se pagaron sobornos a políticos venezolanos como parte de una trama de corrupción por valor de 2.400 millones de dólares.
Mucho antes de ser sancionado y según lo describe New Europe, una publicación en línea donde escribe con frecuencia, González Dellán fue pionero en el controvertido programa de control de divisas de Venezuela y el complicado mercado paralelo basado en bonos al que dio lugar. El sistema, centrado en las casas de bolsa, permitía a los inversores utilizar métodos de arbitraje entre dos tipos de cambio artificiales. Muchos ganaron miles de millones de dólares que luego fueron desviados de Venezuela hacia bancos suizos, condominios en Miami y yates y coches de lujo.
La filtración que ha dado origen a los Suisse Secrets, con datos bancarios del Credit Suisse facilitados al periódico alemán Süddeutsche Zeitung -y trabajados por la plataforma de investigación Occrp (por Organized Crime and Corruption Reporting Project) y otros 46 medios de comunicación de todo el mundo-, ha permitido identificar que muchos actores participantes en las operaciones de ese mercado cambiario guardaron altas sumas de dinero en el banco suizo.
Los años de funcionamiento del llamado mercado de permuta, entre 2003 y 2010, pueden ser descritos como los “años salvajes”, un guiño al frenesí que desató entre los brokers financieros las operaciones con bonos emitidos por el Estado venezolano. Al inicio de la instalación del control de cambio, en 2003, las empresas en Venezuela, que generalmente hacían negocios facturados en dólares estadounidenses, obtenían las divisas a través de una asignación gubernamental. Sin embargo, el régimen de Hugo Chávez, reconociendo que este sistema por sí solo no iba a satisfacer la demanda, decidió permitir lo que era, de hecho, un mercado negro de dólares para abordar el problema.
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