Más de 438 millones de personas han sido diagnosticadas con COVID-19 y más de 5,9 millones han fallecido por las complicaciones causadas por la infección. Si bien la mayoría de los afectados se recuperan, hay un grupo de pacientes que desarrolla cuadros graves. Por este motivo, los expertos estudian los factores que conducen a esas complicaciones. Una nueva investigación en proteómica realizada en el Reino Unido y Austria demostró una relación causal entre el grupo sanguíneo y el COVID-19 grave.
Por infobae.com
Los científicos analizaron más de 3.000 proteínas para identificar cuáles tienen una relación causal con el desarrollo de los cuadros graves de COVID-19. Se trata del primer estudio que evalúa un número tan elevado de proteínas para determinar su relación con la enfermedad. Los resultados proporcionan información sobre posibles nuevos objetivos para tratar y prevenir las progresiones más críticas.
El estudio fue publicado en la revista especializada PLOS Genetics y financiado en parte por el Centro de Investigación Biomédica Maudsley del Instituto Nacional de Investigación Sanitaria (NIHR) del Reino Unidos, del Wellcome Trust y de la Fundación Lundbeck, entre otras instituciones.
Los investigadores usaron una herramienta genética para analizar más de 3.000 proteínas. Consiguieron identificar seis proteínas que podrían estar asociadas con un mayor riesgo de COVID-19 grave. También detectaron ocho proteínas que podrían contribuir a la protección contra la enfermedad y sus cuadros más críticos.
Una de las proteínas (llamada ABO) que se identificaron por tener una conexión causal con el riesgo de desarrollar COVID-19 grave determina los grupos sanguíneos. Este resultado sugiere que desempeñan un papel decisivo para que las personas desarrollen formas graves de la enfermedad.
El doctor Alish Palmos, del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia (IoPPN) del King’s College de Londres, es uno de los primeros autores del estudio: “Hemos utilizado un enfoque puramente genético para investigar un gran número de proteínas sanguíneas y hemos establecido que un puñado de ellas tiene vínculos causales con el desarrollo de la COVID-19 grave. Centrarnos en este grupo es un primer paso fundamental para descubrir objetivos potencialmente valiosos para el desarrollo de nuevos tratamientos.”
La evaluación de la relación entre las proteínas sanguíneas y la enfermedad puede ayudar a comprender los mecanismos subyacentes y a identificar posibles blancos terapéuticos para el desarrollo de fármacos o el reposicionamiento de otros que se indican para otras enfermedades. Los niveles de proteínas pueden medirse directamente a partir de muestras de sangre, pero llevar a cabo este tipo de investigación para un gran número de proteínas es costoso y no permite establecer una dirección causal.
Por esa dificultad, los investigadores del Reino Unido y Austria se valieron de la herramienta genética. La “aleatorización mendeliana”, un método que sirve para comparar las relaciones causales entre los factores de riesgo y los resultados de salud, permitió utilizar grandes conjuntos de datos genéticos y evaluar la relación entre las variantes genéticas relacionadas con una exposición (en este caso, niveles elevados de proteínas sanguíneas individuales) y las variantes genéticas relacionadas con el resultado de la enfermedad (en este caso, COVID-19 grave).
El doctor Vincent Millischer, coautor del estudio y profesor de la Universidad Médica de Viena, explicó que la estrecha relación entre “la exposición y la enfermedad puede establecerse porque las variantes genéticas heredadas de padres a hijos se asignan aleatoriamente en la concepción, de forma similar a como un ensayo controlado aleatorio asigna a las personas a grupos”. “En nuestro estudio, los grupos se definen por su propensión genética a diferentes niveles de proteínas en sangre, lo que permite evaluar la dirección causal entre los niveles elevados de proteínas en sangre y la gravedad de la COVID-19, al tiempo que se evita la influencia de los efectos ambientales”, agregó.
El análisis consideró dos niveles incrementales de gravedad de COVID-19: hospitalización y asistencia respiratoria o muerte. Al utilizar datos de varios estudios de asociación de todo el genoma, los investigadores encontraron seis proteínas vinculadas causalmente a un mayor riesgo de hospitalización o soporte respiratorio o muerte debido al COVID-19 y ocho vinculadas a la protección contra la hospitalización o el soporte respiratorio o la muerte.
Además, el estudio mostró cierta distinción entre los tipos de proteínas relacionadas a la hospitalización y las vinculadas a la asistencia respiratoria/muerte, lo que indica que pueden estar actuando diferentes mecanismos en estas dos etapas de la enfermedad.
El análisis identificó que la enzima (ABO), que determina el grupo sanguíneo, estaba asociada tanto a un mayor riesgo de hospitalización como a la necesidad de asistencia respiratoria. Esto respalda los hallazgos anteriores sobre la asociación del grupo sanguíneo con una mayor probabilidad de muerte. Junto con investigaciones previas que muestran que la proporción del grupo A es mayor en los individuos positivos a COVID-19. Este resultado sugiere que este grupo sanguíneo es candidato a estudios de seguimiento.
Otro de los coautores, Christopher Hübel, del IoPPN, del King’s College de Londres, dijo: “La enzima ayuda a determinar el grupo sanguíneo de un individuo y nuestro estudio lo ha relacionado tanto con el riesgo de hospitalización como con la necesidad de asistencia respiratoria o la muerte. Nuestro análisis no vincula el grupo sanguíneo preciso con el riesgo de COVID-19 grave, pero dado que en investigaciones anteriores se ha observado que la proporción de personas del grupo A es mayor en los individuos con COVID-19 positivo, esto sugiere que este grupo sanguíneo es el candidato más probable para los estudios de seguimiento”.
Los investigadores también identificaron tres moléculas de adhesión que están relacionadas de forma causal con un menor riesgo de hospitalización y necesidad de asistencia respiratoria. Como estas moléculas median en la interacción entre las células inmunitarias y los vasos sanguíneos, esto concuerda con investigaciones anteriores que sugieren que el COVID-19 en fase avanzada es también una enfermedad que afecta a los revestimientos de los vasos sanguíneos.
Al identificar este conjunto de proteínas, la investigación ha puesto de manifiesto una serie de posibles objetivos para los fármacos que podrían utilizarse para ayudar a tratar el COVID-19 grave. Aunque estas drogas necesitarán una mayor investigación clínica, que puede llevarse a cabo como parte del estudio más amplio COVID-Clinical Neuroscience Study (COVID-CNS), que está analizando las causas que subyacen a diferentes aspectos de esta enfermedad.
Gerome Breen, catedrático de genética del IoPPN y coautor del artículo, comentó: “Lo que hemos hecho en nuestro estudio es proporcionar una lista corta para la siguiente etapa de investigación. De entre miles de proteínas sanguíneas, hemos reducido la lista a unas 14 que tienen algún tipo de relación causal con el riesgo de padecer COVID-19 grave y que constituyen una vía potencialmente importante para seguir investigando y comprender mejor los mecanismos que subyacen en la enfermedad, con el objetivo último de desarrollar nuevos tratamientos, pero también terapias preventivas”.