Muchas personas pueden catalogar la enfermedad renal como una condición ajena hasta que simplemente sucede y es justo cuando todo comienza a cambiar. Los síntomas, en ocasiones, pueden ser silenciosos y no es hasta que el daño está hecho que la persona comienza a presentar problemas físicos. En el mundo, una inmensa cantidad de personas padecen diversas nefropatías siendo una de las causas más comunes el desconocimiento sobre la forma correcta de llevar un estilo de vida saludable para prevenir afecciones de este tipo.
Cada 10 de marzo se conmemora el Día Mundial del Riñón para concientizar sobre la importancia de este órgano, sus riesgos, reducir el impacto y fomentar el cuidado que necesita para prevenir consecuencias que incluso pueden ser mortales. ¿Cómo propiciar la buena alimentación para proteger los riñones? Conversamos con la nutricionista Merly Villamizar (@nutremerly) para despejar dudas y desmitificar algunos mitos.
Por: Elizabeth Gutiérrez y Luis Eduardo Martinez | lapatilla.com
Lo primero que debe tomarse en cuenta es que todo parte de un hábito. Es fundamental propiciar una alimentación equilibrada que proporcione los nutrientes necesarios para el adecuado funcionamiento de los riñones, y en caso de padecer una enfermedad, inducir a un pronóstico alentador, así como también retrasar los síntomas perjudiciales que afectan a largo plazo. “Con la alimentación podemos prevenir desde la litiasis renal (cálculos) hasta poder actuar a tiempo en enfermedades renales que aún no requieren diálisis y que la alimentación se transforma en una parte esencial del tratamiento. Por lo tanto, la calidad de la dieta es fundamental”, confirmó la especialista.
Cuando se habla del cuidado del riñón mucho se ha comentado sobre elementos que podrían mejorar la calidad del mismo, pero hasta cierto punto, algunos de ellos han puesto en duda su credibilidad. Por esta razón, la licenciada Villamizar profundiza y nos ofrece un panorama más claro sobre algunos de estos “mitos”.
¿Qué deficiencias o malos hábitos podrían propiciar una insuficiencia renal crónica?
“Las causas que se relacionan como principales para el desarrollo de la enfermedad renal es la hipertensión arterial y la diabetes, ambas muy relacionadas a hábitos de alimentación inadecuados. El consumo elevado de sal, frituras, carbohidratos simples (azúcar) y baja ingesta de frutas y vegetales son condicionantes que pueden predisponer a la aparición de estas enfermedades que afectan directamente a los riñones”.
La nutricionista venezolana agregó que el alto consumo de proteína animal podría ser un factor detonante en el aumento del ácido úrico que finalmente afectaría el riñón. Pero hay otra condición que influye de manera significativa: El aumento de peso.
“El sobrepeso y la obesidad se han relacionado como factores predisponentes de enfermedades crónicas y afectar la función renal. Un punto muy importante es que se ha desplazado la ingesta de agua por bebidas carbonatadas y puede duplicar el riesgo de desarrollar una enfermedad renal”.
¿El paciente que fue diagnosticado con una enfermedad renal debe tomar mayores consideraciones con la alimentación?
“Si, la alimentación comienza a formar parte del tratamiento de estos pacientes. Cuando hay un diagnóstico de enfermedad renal (sin diálisis) se inicia un control de varios nutrientes, principalmente en las proteínas de origen animal, con la reducción de esta proteína buscamos evitar mayor daño renal”, dijo.
Asimismo, la experta explicó que se debe tomar en cuenta que el grado de la enfermedad renal determinará qué otros factores requieren controles como es el caso del potasio, pues según refirió, su principal fuente son las frutas y vegetales. “Pero lo importante no es restringir sino controlar la ración de estos alimentos para que el potasio no se acumule en sangre. Igualmente, debemos controlar la ingesta de sal, buscando siempre que no exista alteración en la presión arterial. A medida que avanza la enfermedad debemos ir evaluando los laboratorios e ir controlando de forma progresiva, porque llega un momento que hasta la ingesta de agua debemos controlarla”.
¿Cuál es la cantidad de líquidos que se debe ingerir para mantener el riñón sano?
“Si no hay enfermedad renal, generalmente se mantiene entre 1,5 y 2 litros diarios, pero todo esto se calcula según cada paciente, si realiza o no actividad física y también hay que considerar el clima donde vive. La regla de los ocho vasos de agua puede servirnos como referencia en un paciente sin enfermedad renal, pero siempre se debe adaptar de forma individual”, manifestó Villamizar.
¿Los suplementos alimenticios pueden incidir en un mal funcionamiento del riñón?
La experta reveló que en caso de existir una enfermedad renal, es muy probable que incida en el daño de este órgano con algunas excepciones. “Dependiendo del tipo de suplemento tiene diferentes ingredientes, por ejemplo, si en un paciente que estamos cuidando la cantidad de proteína diaria, un suplemento que sea muy alto en este nutriente puede afectar a los riñones”.
A su vez, expuso: “En riñones sanos, no es directamente que va a causar un daño renal pero no pueden ser tomados de forma libre. Siempre debe estar adaptado a lo que realiza el paciente. Ahora, si el paciente ya se encuentra en diálisis, los suplementos son de gran ayuda para poder aportar mayor cantidad de proteínas y calorías que estos pacientes requieren, pero a la par debe ser adaptado a estos pacientes, ya que deben ser controlados en fósforo, sodio y potasio principalmente”.
Los condimentos: ¿El organismo los depura bien, o pueden formar cálculos?
El consumo de condimentos naturales no ha dado señales de representar algún riesgo siempre y cuando sean utilizados en los alimentos en cantidades prudentes. “Lo que sí puede ser un factor que puede provocar la formación de cálculos es una elevada ingesta de sal. Por eso en esa patología en específico, también se debe controlar el consumo de sal”, opinó la licenciada.
Se habla de los beneficios de la sal rosada, pero ¿es más saludable que la convencional?
“No es más saludable, las propiedades que le confieren por tener más vitaminas o minerales sólo podrían ser aprovechadas si su consumo es en elevadas cantidades y aquí es donde no es conveniente porque igual la cantidad de sodio sería elevada”, detalló la nutricionista.
Una buena y balanceada alimentación, no solo previene afecciones asociadas al riñón, sino que en líneas generales, la calidad de vida sería mejor. Solo en Venezuela, se estima que más de 3 millones de habitantes tienen enfermedad renal crónica, y cerca de 21 mil requieren terapia de reemplazo renal. Sensibilizarnos sobre la importancia de una correcta nutrición, no erradicaría por completo la enfermedad, pero sí ayudaría a disminuir estos índices que resultan alarmantes.
Como menciona la especialista Merly Villamizar, no hace falta padecer una enfermedad ya diagnosticada para recurrir a un nutricionista, se debe de estar consciente que una dieta libre de hábitos nocivos podría propiciar un mejor funcionamiento de nuestro organismo.
“Si hay hábitos de alimentación inadecuados o cambios en el patrón de alimentación es importante que un nutricionista pueda guiar al paciente y actuar de esta manera de forma preventiva antes del desarrollo de enfermedades”, finalizó.