Una “ganga” para cirugía plástica o tratamientos estéticos con precios a menos del 50% puede tener un costo incalculable para la salud. Es la advertencia de especialistas que ven con preocupación el intrusismo en esta especialidad, que más allá de una difícil cicatrización pueden terminar con deformaciones y hasta infecciones que ameritan cuidados intensivos. Preocupa la ausencia de un registro de casos exactos porque no se formulan denuncias y el avance silencioso se tiene de la estimación en centros privados que figuran en 7 de cada 10 pacientes a nivel nacional, donde la liposucción es una de las más cotizadas al superar hasta el 50%, luego de mamoplastia y demás procedimientos invasivos para embellecimiento.
Por Guiomar López | LA PRENSA DE LARA
Detener el tiempo y la belleza a costa de todo es una expresión que tiene a la salud como antecedente. Existen ofertas de supuestos expertos con varias especializaciones y prometiendo transformar ese paso de los años o del sobrepeso. Pero cuando los afectados se dan cuenta que cayeron en una estafa, se limitan a difundir por redes sociales, teniendo la emergencia de ser atendidos por verdaderos especialistas.
“Se debe evitar caer en estos engaños, como empirismo o charlatanería”, advierte el doctor Douglas Narváez, secretario nacional de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, ante estos intrusos que pueden ser médicos generales o con cierta experiencia con la realización de cursos cortos. De allí, esa relación de siete de cada 10 pacientes que han sido víctimas de estos seres inescrupulosos que ubican a la liposucción como la más cotizada. Pero ignoran que detrás de ese trabajo por la belleza no debería faltar un sistema de seguridad sólido y con respaldo a emergencias con especialistas certificados.
Las mujeres son las más afectadas por la premura de la transformación, siendo 8 de cada 10 afectados, mientras los hombres son cautelosos evitando caer en el primer postor y tal desconfianza los lleva a buscar otras opciones. Es un tema exigente sin improvisación, con 80% de éxito por las consultas preoperatorias y 20% del procedimiento a partir de especialistas, debido a aplicación de anestesia y la garantía del quirófano para evitar complicaciones graves.
Precisa que sin la debida evaluación previa el paciente puede sufrir desfiguración, cicatrizaciones horrorosas, problemas funcionales, infecciones por bacterias y daños severos que conducen a cuidados intensivos e incluso a la muerte. Un tema tan delicado, que los procedimientos invasivos no deberían ser aplicados en peluquerías o gimnasios, con más llamados al ácido hialurónico o con ofertas de toxinas botulínicas, asegurando las más potentes entre los 25 tipos, pero engañando con la autenticidad que puede generar una parálisis facial.
“Lo más grave es que hay casos que los trabajan en consultorios en casa, donde la asepsia es descartable”, lamenta el doctor Eleazar Spinetti, directivo del Grupo Médico Spinetti, con asombrosas promociones de intervenciones en $700, cuando oscilan en $1.800 porque desconocen el tipo de material con el cual estén trabajando. No saben de costos, porque no aseguran calidad.
Reitera que la vigilancia médica y la observación posoperatoria son esenciales, porque el paciente comienza a alarmarse cuando percibe el cambio del color en el área y fiebre, primer indicativo de infección. El término estético también asegura la salud y se debe confirmar la atención con especialistas.