La directora general de la Asociación Nuclear Mundial (WNA), Sama Bilbao, ha urgido la necesidad de un acuerdo entre Rusia y Ucrania para que las centrales nucleares, así como otras instalaciones críticas afectadas por la guerra “salgan fuera de este conflicto bélico inventado por los rusos”.
En una entrevista con la Agencia EFE desde Londres, donde la WNA tiene su sede, Bilbao muestra su “preocupación e incredulidad” ante el hecho de que un país haya invadido a otro, y confiesa su “inquietud ante la estabilidad mundial en todos los sentidos, con gente muriendo: no tengo palabras para describirlo.”
Respecto a las centrales, señala que a día de hoy, la “situación de los 15 reactores nucleares que operan en Ucrania es estable, dentro de lo que significa estar en guerra” y explica que en temas de seguridad todas las plantas hacen varias veces al año test con participación de servicios locales, regionales y nacionales para tener siempre un plan de emergencia listo.
Las centrales nucleares en Europa, en el peor de los escenarios posibles, están diseñadas para “aguantar el ataque e impacto de un misil”, dependiendo de la magnitud explosiva, matiza Salma Bilbao, de origen español y doctora en ingeniería nuclear y física nuclear en la Universidad de Wisconsin-Madison.
En el caso particular de la central de Chernóbil, en situación de parada desde 2000, el ataque ruso que provocó un incendio en sus instalaciones no ha supuesto “un impacto crítico en su seguridad”; además las piscinas de combustible gastado están suficientemente frías por el paso del tiempo, con una carga térmica aceptable, observa la experta.
Respecto a la central de Zaporiyia, la más grande de Europa, opera con normalidad dando electricidad a la red, ya que Ucrania depende en gran medida de su energía nuclear, que genera aproximadamente la mitad de su consumo eléctrico.
Sin embargo, la experta muestra una gran “preocupación” por los profesionales que trabajan en ambas centrales bajo la presencia y órdenes del ejército ruso, por lo que pide afianzar “la seguridad física y mental” de todos sus trabajadores, “que no han parado de trabajar durante la últimas semanas”.
Esta situación, continúa la directora del WNA, contraviene uno de los siete pilares indispensables de la seguridad nuclear, recomendado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en concreto el tercero, que es el que establece que el personal de operación tiene que poder desempeñar sus funciones en materia de seguridad tecnológica y física y tener la capacidad de tomar decisiones, “sin presiones indebidas”.
Otro de estos siete pilares, el relativo a la comunicación, tampoco se cumple ya que Ucrania ha notificado que las fuerzas rusas que ocupan la central de Zaporiyia han desconectado algunas redes móviles e internet, de modo que no se puede obtener información fiable a través de los canales normales de comunicación.
A pesar del momento tan conflictivo en el que se encuentra inmersa Ucrania y la comunidad internacional, Sama Bilbao, quien también trabajó en la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE, no cree que las nucleares sean tratadas como armas de guerra: “No lo veo así, el valor de una central nuclear radica en la energía que produce”.
Como directora de la WNA, que reúne a compañías relacionadas con la producción de energía nuclear, hace hincapié en que Rusia dé marcha atrás (“no tiene ningún sentido continuar así”) e incide en el apoyo que desde la OIEA, y al que ella se adhiere por completo, se ha pedido para que las instalaciones estén fuera de peligro al igual que todos sus trabajadores .
“Tengo plena confianza en el presidente de la OIEA, Rafael Grossi, un gran diplomático y estratega para que pueda ayudar a superar esta situación y que esto termine, aunque volver a la normalidad y que Rusia se retire va a llevar mucho tiempo”, concluye Bilbao.
EFE