“¡Salven a nuestros seres queridos!”, “Ucrania no necesita un segundo Chernóbil”. Unas 50 personas manifestaron el domingo en Slavutych, una pequeña localidad próxima a la famosa central nuclear, donde sus familiares están retenidos desde el inicio de la ofensiva rusa.
Desde el 24 de febrero, un centenar de técnicos del turno de noche no pudieron abandonar la central después que el ejército ruso la tomara. El equipo de día tampoco fue autorizado a relevarlos, explicaron a la AFP sus familiares, que pidieron el anonimato.
El personal intenta desde entonces garantizar el mantenimiento del sitio ahora inactivo y donde el 26 de abril de 1986 se registró el peor accidente nuclear de la historia. Militares rusos lo rodean, explican los familiares.
“Nuestros hombres no son solo rehenes, sino también prisioneros de un campo de concentración ruso”, denuncia una mujer con semblante serio durante la manifestación de Slavutych, grabada por una televisión local.
Sus allegados relatan su duro día a día, así como los riesgos que esta situación representa para una central, cuya seguridad, en su opinión, está en gran parte comprometida.
“Física y moralmente, están exhaustos”, explica la esposa de un técnico que puede comunicarse con el exterior a través de un teléfono fijo. “Piensan que nadie piensa en ellos, ni el gobierno ruso ni el ucraniano”, agrega.
Los trabajadores reciben dos comidas al día compuestas de “porciones pequeñas, mal preparadas”. “Pueden ducharse, pero sin jabón, ni champú”, no tienen acceso a medicamentos y duermen “por el suelo, en escritorios o sillas”, lamenta.
– “Una locura” –
En un comunicado, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, subrayó el martes el “enorme estrés” y la falta de “necesario descanso” de estos técnicos.
En la opinión del responsable argentino, esto “hace peligrar” uno de los “pilares” de la seguridad nuclear: el personal debe poder tomar decisiones “sin presiones indebidas”.
Los empleados se sienten de hecho “en primera línea si un accidente se produce”, máxime cuando las líneas eléctricas que abastecen Chernóbil permanecieron sin servicio durante varios días la semana pasada, explica una ingeniera de la central a la AFP.
La piscina donde se almacena el combustible nuclear gastado tiene “un exceso de capacidad del 40%” y todas las de refuerzo están llenas, lo que viola las “reglas de seguridad nuclear”, alerta la experta, que imputa la situación a la dirección ucraniana de Chernóbil.
Contactada por la AFP, la agencia atómica ucraniana no pudo responder a estas acusaciones.
“No hay riesgos de explosión en el sitio”, asegura a la AFP Karine Herviou, directora general adjunta del Instituto Francés de Radioprotección y de Seguridad Nuclear (IRSN).
Aunque Chernóbil tuvo que recurrir a generadores para mantener el funcionamiento de los sistemas de seguridad durante varios días, “la pérdida duradera de la alimentación eléctrica del sitio no [causaría] un accidente”, a diferencia de las centrales “en funcionamiento”, agrega Herviou.
Pero sigue habiendo riesgos vinculados a la guerra, máxime cuando el ejército ruso instaló “una base militar” en el recinto de Chernóbil, afirma un allegado de un técnico retenido, que también trabajó en la central.
“La estrategia es brillante desde el punto de vista bélico (…) Nadie lanzará un misil contra Chernóbil” para atacar al ejército ruso, explica. “Pero en nombre de la humanidad, es una locura”.
El principal riesgo para Chernóbil es el “error humano”, estima el hombre, para quien la situación actual representa ya una “catástrofe” para la central, con la presencia de soldados rusos que “desconocen” la naturaleza del sitio.
AFP