Cada noche, pilotos ucranianos como Andriy merodean en un hangar de aeronaves, cuya ubicación no puede ser divulgada, mientras esperan y esperan hasta que la tensión se rompe con el grito de una orden: “¡Al aire!”.
Por María Varenikova y Adrew E. Kramer / The New York Times
Traducción libre del inglés por lapatilla.com
Andriy se sube a toda prisa a su avión supersónico Su-27 y se dirige sin demora hacia la pista, desde donde despega lo más rápido posible y lo hace con tal velocidad que aún no conoce cuál es su misión esa noche, aunque el panorama general siempre es el mismo: luchar contra una fuerza aérea rusa que es muy superior en número, pero que no ha logrado controlar la zona aérea en los cielos de Ucrania.
“No hago ningún tipo de comprobación”, dijo Andriy, un piloto de la Fuerza Aérea ucraniana a quien, como condición para conceder una entrevista, no se le permitió dar su apellido o rango. “Simplemente despego”.
A casi un mes del inicio del combate, una de las mayores sorpresas de la guerra en Ucrania es que Rusia no ha logrado derrotar a la Fuerza aérea ucraniana. Los analistas militares esperaban que las fuerzas rusas destruyeran o paralizaran rápidamente las defensas aéreas y los aviones militares de Ucrania, pero nada de eso ha sucedido. En cambio, ahora se están librando peleas aéreas, como salidas de la película “Top Gun: Pasión y gloria” y que son poco comunes en la guerra moderna, en los cielos del país.
“Cada vez que vuelo, es para entrar en un combate real”, narró Andriy, que tiene 25 años y ha volado 10 misiones en la guerra. “En cada batalla con los aviones rusos, no hay igualdad. Siempre tienen cinco aviones más” en el aire.
El éxito de los pilotos ucranianos ha ayudado a proteger a los militares en tierra y ha evitado bombardeos más extendidos en las ciudades porque los pilotos interceptaron algunos misiles de crucero rusos. Los funcionarios ucranianos también dicen que el Ejército del país ha derribado 97 aviones rusos de ala fija. Ese número no se pudo verificar, pero los restos de los aviones de combate rusos se han estrellado contra ríos, campos y casas.
Los analistas dicen que la Fuerza Aérea ucraniana está operando casi en total secreto. Sus aviones de combate pueden volar desde pistas de aterrizaje ubicadas en el oeste de Ucrania; aeropuertos que han sido bombardeados, pero que conservan suficiente pista para despegues o aterrizajes, o incluso desde autopistas. Las aeronaves ucranianas son superadas ampliamente en número: se cree que Rusia realiza alrededor de 200 salidas por día, mientras que Ucrania vuela de cinco a diez veces.
Los pilotos ucranianos tienen una ventaja. En la mayor parte del país, los aviones rusos sobrevuelan el territorio controlado por el Ejército ucraniano, que puede movilizar misiles antiaéreos para hostigar y derribar aviones.
“Ucrania ha sido eficaz en el cielo porque operamos en nuestra propia tierra”, dijo Yuriy Ihnat, portavoz de la Fuerza Aérea ucraniana. “El enemigo que vuela hacia nuestro espacio aéreo entra en la zona de nuestros sistemas de defensa aérea”. Su estrategia es tentar a los aviones rusos a caer en las trampas de la defensa aérea, según describió Ihnat.
Dave Deptula, decano del Instituto Mitchell de Estudios Aeroespaciales y principal planificador de ataques de las batallas aéreas durante la operación Tormenta del Desierto en Irak, declaró que el impresionante desempeño de los pilotos ucranianos había ayudado a contrarrestar sus desventajas numéricas. Deptula explicó que Ucrania ahora tiene cerca de 55 aviones de combate operativos, un número que está disminuyendo debido a los derribos y las fallas mecánicas, ya que los pilotos ucranianos están “llevando a los aviones al límite de sus capacidades para lograr el máximo rendimiento”.
En repetidas ocasiones, Volodímir Zelenski, el presidente ucraniano, ha pedido a los gobiernos occidentales que repongan los aviones de la fuerza aérea ucraniana y ha pedido a la OTAN que imponga una zona de exclusión aérea sobre el país, un paso que los líderes occidentales se han negado a dar. Eslovaquia y Polonia han considerado enviar aviones de combate tipo MiG-29, que los pilotos ucranianos podrían volar con un entrenamiento adicional mínimo, pero hasta el momento no se han realizado transferencias.
“Las tropas rusas ya han disparado casi 1000 misiles contra Ucrania, innumerables bombas”, declaró Zelenski el 16 de marzo en un discurso en video ante el Congreso estadounidense, en el que pidió más aviones. “Y saben que existen, y los tienen, pero están en tierra, no en Ucrania, no en el cielo ucraniano”.
Deptula dijo que transferir estos aviones a Ucrania es fundamental. “Sin reabastecimiento”, aseveró, “se quedarán sin aviones antes de quedarse sin pilotos”.
La mayor parte del combate aéreo en Ucrania ha sido nocturno, ya que los aviones rusos atacan en la oscuridad cuando son menos vulnerables a las defensas aéreas. En los combates aéreos sobre Ucrania, relató Andriy, los rusos han estado pilotando una variedad de aviones Sukhoi modernos, como el Su-30, Su-34 y Su-35.
“Viví situaciones en las que me acercaba a un avión ruso a una distancia lo suficientemente cercana como para apuntar y disparar”, contó. “Ya podía detectarlo, pero estaba esperando a que mi misil fijara el objetivo, mientras que desde la base me avisaban que ya habían disparado un misil en mi contra”.
Andriy dijo que maniobró su avión a través de una serie de inclinaciones extremas, inmersiones y ascensos para agotar los suministros de combustible de los misiles que lo perseguían. “El tiempo que tengo para salvarme depende de la distancia a la que me dispararon el misil y qué tipo de misil es”, explicó.
Sin embargo, en una entrevista en un día claro y soleado, dijo: “Todavía puedo sentir una gran descarga de adrenalina en mi cuerpo porque cada vuelo es una pelea”.
Andriy se graduó de la Escuela de la Fuerza Aérea de Járkov después de decidir que quería ser piloto cuando era un adolescente. “Ni yo ni mis amigos pensamos que tendríamos que enfrentar una guerra real”, dijo. “Pero fue eso lo que al final ocurrió”.
Andriy ha mudado a su esposa a una parte más segura de Ucrania, pero ella no ha salido del país, según relató. Pasa sus días tejiendo redes de camuflaje caseras para el Ejército ucraniano. Andriy nunca les dice a sus familiares cuándo va a estar de servicio y solo les llama después de regresar de un vuelo nocturno.
“Solo tengo que usar mis habilidades para vencer”, dijo Andriy. “Mis habilidades son mejores que las de los rusos. Pero, por otro lado, muchos de mis amigos, e incluso aquellos con más experiencia que yo, ya están muertos”.