La invasión de Putin a Ucrania ha resultado un verdadero fiasco para Rusia. Lo que se pensó como una guerra relámpago para tomar Ucrania en varios días se ha prolongado más de la cuenta para el Ejército ruso que ahora acusa el desgaste en las zonas de combate, con pérdidas humanas y de equipos fundamentales y además con el total repudio del pueblo ucraniano. El famoso antiguo Ejército Rojo ha encontrado una resistencia inesperada en Ucrania que pone de relieve sus debilidades y lo que le queda es aplicar lo que hizo en Grozny (Chechenia) y Alepo (Siria), ciudades que literalmente despobló y redujo a escombros con los bombardeos.
En la vertiente política de la guerra, la derrota de Putin es visible. Occidente está más unido que nunca, Estados Unidos recuperó el liderazgo mundial, Alemania se va a rearmar, posiblemente Corea del Sur desarrolle sus propias armas atómicas para defenderse de Corea del Norte y las pacíficas Finlandia y Suecia ahora quieren ingresar a la OTAN. Desde el punto de vista económico, las sanciones y la congelación de los fondos rusos en el exterior están causando estragos. Se estima conservadoramente una caída del PIB para 2022 de más de 10%. Empresas extranjeras fundamentales han salido de Rusia y el desempleo aumenta a la par de la caída del rublo, que hoy es una moneda inservible. El petróleo ruso se vende con grandes descuentos lo que merma la caja del Kremlin, en una economía más dependiente del petróleo y el gas de lo que pensamos.
En lo referente a la geopolítica, Putin está aislado. Lo acompañan en su soledad Eritrea, Corea del Norte, Siria, Cuba, Venezuela y Nicaragua. China ha guardado una sigilosa y aparente neutralidad, sin que se haya comprometido a ayudar a Moscú con armas y recursos. El mundo está contra Putin. Ahora, si en el desespero, Putin ordena atacar a Polonia o usa armas atómicas, las consecuencias para la humanidad serían devastadoras y de Rusia probablemente quede poco ante la capacidad atómica de los Estados Unidos, Francia e Inglaterra, desde las bases de la OTAN en Europa y los propios Estados Unidos. Un evento de ese tipo sería una tragedia para el planeta con consecuencias impredecibles.