Davide Fontana, un empleado de banca italiano de 43 años, aficionado a la fotografía y autor de un blog sobre gastronomía y viajes, compró un congelador en Amazon a mediados de enero. También un hacha y una sierra para metales. En su historial de la plataforma constaría también un brasero, que luego devolvió al no resultarle útil. Un reguero de transacciones comerciales que tenían como fin una operación que duró tres días: congelar el cadáver de Carol Maltesi, una actriz porno de 26 años, descuartizarlo en 15 pedazos y deshacerse de él en medio de la montaña. Se lo contó el martes a las tres de la madrugada a la policía, algo más de dos meses y medio después de matar a Maltesi, madre de un hijo de seis años y conocida en el sector como Charlotte Angie. Durante ese tiempo, y hasta que se deshizo de los restos, hace algo más de una semana, el asesino fingió ser ella respondiendo a los mensajes de texto de sus allegados.
Por: El País
Fontana y Maltesi eran vecinos en Rescaldina, un pueblo de la corona metropolitana milanesa, pero se habían conocido en un hotel de Milán en octubre de 2020, durante el pico de la pandemia. “Trabajaba en un banco, pero me encanta la fotografía. La conocí a través de Instagram y le hice unas fotos en ropa interior. Vivía en Milán con mi mujer, luego decidí dejarla porque empecé a mantener relaciones con Carol. Manteníamos una relación abierta. Ella vendía películas porno y fotos en Onlyfans [un canal de suscripción usado a menudo por el sector porno para aumentar sus ingresos]”, explicó ante los agentes.
Ambos comenzaron a rodar pequeñas escenas de porno extremo, hasta que en una fecha todavía por determinar —entre el 10 y el 11 de enero—, Fontana la asesinó sin un motivo aparente. Ese día grabaron dos vídeos en la casa de la actriz. El primero, de carácter menos agresivo, todavía se conservaba en el iPhone del asesino. El segundo, donde terminó con la vida de Maltesi, fue eliminado. “Ella estaba atada [en una barra de striptease], tenía una bolsa en la cabeza. Empecé a golpearla con un martillo por todo el cuerpo, no muy fuerte. Luego, cuando llegué a la cabeza, comencé a golpearla con fuerza, no estoy seguro de por qué. No sé qué me pasó. Creo que ya estaba muerta, no sabía qué hacer y le corté el cuello con un cuchillo de cocina. Estuve media hora mirándola y luego me fui a casa”.
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