José Gregorio Contreras: El deseo de libertad

José Gregorio Contreras: El deseo de libertad

Es curioso ver en qué medida el régimen, impulsado por su propia ambición, ha tratado, cuando le ha parecido necesario, de mezclarse hipócritamente con los más desposeídos y fingir que los considera sus iguales. Se equivocan si creen que han engañado a estos venezolanos; no señores, estos últimos están muy claros que son los que hombros llevan la carga más pesada de la desgracia que vive Venezuela y además quienes son los que gozan de los privilegios.

Me atrevo afirmar que desde que se inició este régimen, los venezolanos han estado muy claros de casi todos los vicios y de casi todos los abusos que se han cometido durante todo este tiempo, y de los que estoy seguro se convertirán en el acicate que los despojara de su poder.

La falta de recursos para cumplir con las necesidades básicas en nuestros hogares, el deterioro de los servicios públicos, la falta de agua, la falta de condiciones para la asistencia de la salud en nuestros centros hospitalarios, la inseguridad, el deterioro de nuestras vías de comunicación, y pare usted de contar males que no acabaran con bodegones llenos de Nutella, se cuentan como alguna de las razones que podemos dar para hacer tal aseveración, sumado a ellas, algo aún más importante; el deseo de libertad.





Puede alguien refutarme diciendo que tal afirmación es vana, porque a pesar de todo esto han pasado veintitrés años y el régimen permanece, contra ese posible alegato más temporal que político, me anticipo a argumentar, con absoluta convicción y en forma categórica, que aun así, no todo está perdido, más allá de todo esfuerzo que el régimen ha hecho manteniéndonos sumidos en el calvario diario de la sobrevivencia personal, para alejarnos de la actividad política y, fundamentalmente, de sus posibilidades; impidiendo el ejercicio y la discusión pública de la política, la denuncia de todos estos atropellos, manteniendo aislados y separados a los ciudadanos venezolanos, impidiéndoles el acercamiento y el entendimiento necesario para presentar una resistencia común al régimen.

Que todo ello haya ocurrido en todos estos años y hasta el presente no lo negamos, pero ello no impedirá un desenlace que abra las puertas a la convivencia democrática y al ejercicio civilizado de la lucha política; nada más precario que el poder, sobre todo cuando este se ejerce en inocultable forma oprobiosa e inicua. Aunada a esta oscura realidad del lado que “manda” estará siempre una poderosísima arma que aún vive presente en la conciencia y el deseo de los venezolanos, que le amenaza con su luz y le dará lucha sin cuartel: su amor por la libertad. Esa luz no se ha apagado y más temprano que tarde nos iluminará a todos.

Se equivocan quienes afirman tajantemente que cuando los individuos mantienen pocos lazos entre sí, nadie se preocupa sino de su interés particular, esto no es verdad cuando la llama del entusiasmo ardiente por la libertad sigue encendida.

Tener claro el liderazgo político opositor, esta premisa, aún más, analizarla con gran detenimiento, es fundamental para poder comprender el bien y el mal que nos pudiera hacer de no ser así. Desconocer el poder por la pasión de la libertad que reina en cada uno de los venezolanos, es un error imperdonable, su esfera de acción es inmensa, y a pesar que todavía marcha con paso incierto por un lugar oscuro y desconocido, y que las temibles tinieblas del poder imperante en torno a todos los derechos en Venezuela actualmente tratan de ocultar, el espíritu de independencia y la predisposición a la firmeza contra los abusos de poder por parte del régimen, que mantienen los venezolanos, es bastante sonora, aunque pareciera no escucharse, estoy seguro que el momento que decidan levantar su voz serán oídos.

Cierto es que el régimen con actos despóticos y arbitrarios ha logrado, en cierto modo, someter a los venezolanos, pero en esos cuerpos judiciales y en todo su entorno, no me cabe la menor duda que con todo los desmanes, aún se conserva el espíritu de la libertad en medio de los atropellos. Por consiguiente, es un grave error admitir que todo solo es servidumbre y dependencia, aunque la libertad en estos tiempos ha estado sometida al abuso, excepción y privilegios; reducida y deformada, sigue siendo fecunda.

Estas virtudes tan viriles preparan a los venezolanos para derribar al despotismo y serán posible que florezcan en este suelo, porque existe una fuerza que nos mueve: el deseo de LIBERTAD.